Son muchas las personas que se enferman por no llorar. A muchos les sorprenderá esta afirmación, pero realmente llorar no solo es una expresión emocional necesaria, sino que también es bueno para la salud, según indican los especialistas.
¿Por qué llorar es “sano”?
El llorar ayuda a que no se acumulen ciertas tensiones que terminan afectando nuestro organismo. Antonio Cano, psicólogo y catedrático de la Universidad Complutense en Madrid, señala que “el llanto puede ser terapéutico porque alivia tensiones y también porque puede aumentar el apoyo social al despertar empatía”.
A su vez, el psicólogo explica que el llano es saludable cuando permite el desahogo, el alivio y el soltar angustias. Caso contrario, “si lloramos para conseguir objetivos, eso nos convierte en personas dependientes”, que nada tiene que ver con la salud.
El efecto catártico que tiene el llorar se evidencia también en el estudio desarrollado por el psicólogo holandés Ad Vingerhoets, de la universidad de Tilburg, en Holanda. En 2015, tomó a un grupo de voluntarios y les pidió que llenaran distintos formularios en los cuales debían explicar cómo se sentían antes de mirar dos películas muy emotivas. Inmediatamente después de terminar de ver las pelis, volvieron a llenar el mismo formulario. Luego lo hicieron a los 20 minutos y dos horas después.
Los resultados mostraron que quienes no lloraron, no tuvieron ningún cambio en su estado psíquico. En cambio, los que sí lo habían hecho, dijeron que su estado de ánimo había mejorado significativamente luego de hacerlo. Éste es otro ejemplo de cómo la gente se siente mejor después de una buena llorada.
Distintos estudios sostienen que sollozar tiene efectos inmediatos en el cuerpo. “Todo nuestro cuerpo siente el efecto, los latidos del corazón se aceleran, las venas y arterias se dilatan, el cuerpo suda más y el ritmo respiratorio se desacelera”, señala Adam Rutherford, investigador de la unidad de ciencia de la BBC.
Todo esto ocurre porque el sistema nervioso simpático, el mismo que nos prepara para la acción o que responde ante una amenaza, se activa en respuesta al estímulo.