Paradisíacas. Como mínimo, así pueden describirse muchas playas brasileñas, esas que en las fotos se ven con arenas finas y un mar calmo de color turquesa, una invitación a pasar horas haciendo la plancha y luego tirarse en la reposera a tomar una cerveza helada. Pero ya lo dice el refrán: no es todo oro lo que reluce. Y un informe que se acaba de difundir en el país vecino alerta que el 58% de las playas de Brasil presentan algún grado de contaminación que pone en peligro la salud de los millones de turistas que la frecuentan cada año.
El informe fue publicado este fin de semana por el diario Folha de San Pablo en base a datos del Instituto Estadual de Medio Ambiente. El 29% de las playas presentaron un cuadro “malo o pésimo” no apto para bañistas al menos tres meses del año pasado y otro 29% tuvo aguas consideradas “regulares”, conforme el trabajo que evaluó la situación en 1.180 puntos de 14 estados bañados por las aguas del océano Atlántico. Sólo el 42% de los lugares estudiados presentó una “balneabilidad óptima”.
Pero lo llamativo es que algunas de estas playas contaminadas son de las más famosas de Brasil, como las tradicionales Ipanema o Leblon. Sus aguas se ven cristalinas, pero los estudios bacteriológicos revelan la presencia de bacterias. La contaminación de esas playas, ubicadas en uno de los barrios más elegantes de Río de Janeiro, se explica en el estudio de ese organismo oficial porque ambas sufren las consecuencias de recibir el desagüe de los canales Visconde de Alburquerque y Jardim de Ala. Así, residuos industriales y de otro tipo son volcados a los canales, los cuales causan la contaminación de esas dos playas, que aumenta en los días de lluvia, especialmente durante el verano cuando son más intensas las precipitaciones. La playas cariocas de Botafogo y Flamengo, desde donde se tiene una vista privilegiada del Pan de Azúcar, están todavía peor: son las que cuentan con las aguas más contaminadas de la ciudad, ya que reciben directamente desechos cloacales. Entre las zonas que obtuvieron las mejores clasificaciones están las playas de Arpoador y Copacabana, ambas en la zona sur de Río.
Por la contaminación, 3 de cada 10 playas de Brasil no están aptas para bañarse
Florianópolis, uno de los destinos más elegidos por los argentinos para la temporada 2017.
Muchas playas de Santa Catarina, uno de los destinos más visitados por los argentinos, tampoco pasaron el examen. En Florianópolis, se dan diferentes situaciones, y una misma playa puede estar en buenas condiciones en un lugar, y en pésimas en otro, como sucede con Campeche, Ponta das Canas e Ingleses. Canasvieiras, la más popular entre los turistas de Argentina, no aprobó, al igual que Lagoinha. Cachoeira, Joaquina y Jureré Internacional, en cambio, están en buen estado.
El informe llega en plena temporada turística, cuando el país vive una situación sanitaria compleja por el avance de la fiebre amarilla. Río de Janeiro recibirá el grueso de los más de 6 millones de extranjeros que desembarcarán en Brasil este año, de acuerdo con lo previsto por el Ministerio de Turismo en un trabajo presentado el mes pasado. Brasil cuenta con un extenso litoral marítimo de unos 8.000 kilómetros en los que se destacan las playas de los estados de Bahía, en el noreste, de Río de Janeiro, en la región sudeste, y Santa Catarina, en el sur. En Florianópolis, además del récord de argentinos previsto para este verano, se espera una gran afluencia de paraguayos y chilenos, que redondearán los 2 millones de visitantes.
Salvador de Bahía, que comenzó celebrar el carnaval “anticipado” y es la segunda capital turística del país, tiene las aguas en condiciones en sólo 5 de las 37 playas analizadas. Curiosamente el informe revela que los estados con mejor calidad acuífera son los sureños Río Grande do Sul y Paraná, ambos muy poco frecuentados por turistas. En Paraná, el 98% de las playas presenta buenas condiciones para los bañistas mientras en Rio Grande do Sul las zonas aptas alcanzan el 95%.
¿Esto significa que hay que cambiar los destinos de vacaciones?El infectólogo Néstor Jacob, especialista de los hospitales Argerich y Austral, dice que es muy poco lo que pueden hacer los turistas para prevenir la infecciones generadas por las bacterias en el agua, porque se necesitaría que las autoridades hicieran controles permanentes en todas las playas. “No conozco este estudio particularmente, pero es frecuente en Brasil la contaminación del mar, porque allí desembocan ríos interiores que muchas veces contienen desechos cloacales”, explica. Y dice que estos problemas con las aguas no son exclusivos de Brasil, ya que recuerda casos recientes en Uruguay y Miami. El problema, detalla el especialista, es que cuando hay bacterias en el agua, estas pueden ingresar al cuerpo de diversas maneras: por las mucosas, por abrasiones en la piel o por agua del mar que se ingiere voluntariamente. Y si bien estas bacterias suelen manifestarse con infecciones gastrointestinales, también pueden expresarse en otras partes del cuerpo. “Se supone que uno va a lugares que se consideran seguros. Debería llevar antibióticos, potabilizar el agua. Imposible”, admite el médico.