La actual Ruta de la Yerba Mate podría integrarse en la Lista del Patrimonio Mundial de La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), de prosperar una iniciativa que impulsan Misiones y Corrientes.
Se fundamenta en el hecho de que la Ruta es un itinerario cultural, productivo y gastronómico único en el mundo, que atraviesa campos de tierra roja y vegetación abundante, maravillas naturales y Patrimonios de la Humanidad (Las Misiones Jesuítico Guaraníes, y las Cataratas del Iguazú, Unesco, 1984), mitos y tradiciones de un pueblo que echa raíces sobre la base de culturas pre-hispánicas, legados jesuíticos, gauchos criollos y colonos inmigrantes europeos.
Actualmente es la principal ruta alimentaria del Mercosur, atraviesa el norte de la provincia de Corrientes y la totalidad del territorio de Misiones y está organizada en circuitos. Además se conecta con Cataratas, a los saltos del Moconá, en la reserva de Biósfera Yabotí de Unesco y las Misiones Jesuítico-Guaraníes, declaradas Patrimonio de la Humanidad (en Misiones), así como con los Esteros del Iberá , un humedal de 1,3 millones de hectáreas, declarado sitio Ramsar (en Corrientes).
Por dichos atributos de valor universal excepcional se han iniciado gestiones para la inclusión de la Ruta de la Yerba Mate en la Lista del Patrimonio Mundial de Unesco.
La infusión a base de yerba mate, (Ilex Paraguariensis, su nombre científico ), un árbol nativo de la selva subtropical de América del Sur, es en la actualidad un hábito, que se remonta a los pueblos originarios guaraníes (antes de la llegada del hombre blanco).
Los guaraníes transmitieron a los padres de la Compañía de Jesús la forma de consumir yerba mate a través de infusiones (la que en lengua guaraní se llamaba “Caá-Mati”) con propiedades energizantes, y revitalizadoras.
Los jesuitas, junto a los guaraníes, desarrollaron los primeros yerbales de cultivo, ubicados en el área de influencia de las propias Misiones Jesuítico-Guaraníes, ya que antes se la cosechaba en los montes. La Ruta de la Yerba Mate nació en el año 1645, en pleno desarrollo de la epopeya de las misiones jesuíticas cuando se aprobó la Ruta de Comercialización de la Yerba Mate, lo que permitió la libre circulación y el intercambio del oro verde entre los 30 pueblos jesuíticos y su sistema de estancias.
Esta ruta de comercialización se extendió al Alto Perú, Asunción, Buenos Aires, los estados del Sur de Brasil, Montevideo, el Sur de lo que hoy es Argentina, Chile. Desde el puerto de Buenos Aires y otros puertos de la región se exportaba a Europa para el consumo cómo “té de los Jesuitas” e infusión.
Tal fue la importancia y significación de la yerba mate en las reducciones, que incluso los primeros libros impresos en la Misión de Loreto, que contaba con la primer imprenta elaborada por los jesuitas, antes de que esta Nación sea la República Argentina y antes por supuesto de ser el Virreinato del Río de La Plata, fueron confeccionados con tinta de yerba mate (coloración verde oscura).
Los jesuitas desentrañaron numerosos secretos y generaron una versátil aplicación de la yerba mate, cómo la aplicación de la yerba para tintas, tinturas, cómo producto para la salud y cuidado del organismo (jabones, crema, etc., en base a este producto creado por Tupá- Dios ,de acuerdo a la tradición guaraní.
En la actualidad la Ruta de la Yerba Mate lleva a los turistas a recorrer establecimientos tradicionales artesanales, ecológicos y también industriales, en los que se puede conocer el proceso completo de producción, desde las extensas plantaciones pasando por la cosecha, el secado, la molienda y el envasado del producto final, inmerso en un paisaje único: el campo correntino y la selva misionera.
En el recorrido el visitante puede realizar degustaciones de distintas variedades de mates: tradicional, orgánico, solo de hoja, entre otras, descubrir sus propiedades energizantes y aprender todos los aspectos de la “ceremonia del mate”, que es parte importante de la cotidianeidad de los argentinos.
Esta modalidad productiva que iniciaron los jesuitas y los guaraníes, fue continuada por los inmigrantes que se establecieron en estas tierras y puede rastrearse en los museos y sitios históricos a lo largo de la Ruta.
La «infusión nacional», supera de lejos a otras bebidas en la Argentina: se consumen unos 100 litros anuales per cápita de yerba mate, contra 50 de gaseosa, 34 de cerveza, 30 de vino y 18 de agua mineral. En otra comparación sobresale un consumo de 6,25 kg de yerba mate por persona por año contra 0,9 kg de café y 0,16 kg de té. También hay estadísticas de género: el 73% de los habitantes argentinos toma mate y de ese universo casi el 60% son mujeres.
Además hay numerosos emprendimientos gastronómicos en los que se puede degustar toda la diversidad de platos, postres y bebidas que, en esta zona, se preparan y aderezan con yerba mate: panes, quesos, helados, alfajores, bombones, licores y cervezas son tan sólo algunos de los 200 alimentos y bebidas que combinan yerba mate con otros productos típicos de la zona.
La Yerba Mate fue declarada “Marca Argentina” por el Ministerio de Turismo de la Nación y “Marca País, Marca Destino – Símbolo de la Cultura Productiva Argentina” por el Ministerio de Cultura de la Nación y Presidencia de la Nación.
Representa a la Argentina a través de la Cancillería y el Instituto Nacional de Promoción Turística Argentina (Inprotur) como un producto exportable (la yerba mate y sus derivados) y un bien que permite la importación (de servicios turísticos ) para conocer al producto más antiguo, autóctono, auténtico y representativo del país; “el oro verde o yerba mate”.
La Asociación Ruta de la Yerba Mate es la entidad sin fines de lucro de Misiones y Corrientes que promueve y dirige la Ruta. La yerba mate y su Ruta no se replican en otros continentes, a diferencia de otros productos como el té y el vino. Esta característica la hace única y por ello la solicitud de que integre el patrimonio de Unesco.