Existen aplicaciones para precisar cuántos kilómetros corrimos, controlar la ubicación de un amigo o familiar por GPS y hasta calcular cuánta agua llevamos tomada en el día. ¿Por qué entonces no podría existir una app para adoptar perros, una práctica -por suerte- cada vez más extendida? Eso fue, precisamente, lo que se plantearon varios amantes de los animales y propietarios de refugios de mascotas, que en el último tiempo fueron dando vida a un crecimiento incipiente de este rubro en el mundo digital.
“La app nació porque la mayoría de las conexiones a nuestras redes sociales y página son realizados por celulares y dispositivos móviles”, relata Lorena Pla, voluntaria de la organización Mascotas en Adopción, que cuenta con una de las primeras aplicaciones del rubro. Tras más de 20 años rescatando perros y gatos y dándolos en adopción, sus formas de hacer conocer estos animales a los posibles adoptantes fueron mutando al compás de la tecnología. “Fuimos el primer refugio en contar con una página web y luego, cuando comenzó el furor de las redes sociales, fuimos pioneros en Facebook en el país”, se enorgullece Lorena. En ese camino, no era difícil prever que tendrían pronto su aplicación propia. Y así fue precisamente el caso de la app: “Hallmore Argentina, una empresa líder en el segmento, nos donó el desarrollo y el soporte, dado que uno de sus dueños es miembro de Mascotas en Adopción desde los inicios”, explica.
Así, su app está disponible para descarga gratuita para Android y iPhone desde noviembre de 2016, y ya han tenido una gran cantidad de adopciones. “Tuvimos un alto grado de descargas y viralización. Utilizando tecnologías para medir el tráfico, detectamos que se usa mucho para ver las últimas novedades y acceder al listado de animales, es muy cómodo tener todo a mano”, ilustra Pla.
El caso pionero podría ser el de Buscacucha, que nació en diciembre de 2014 con el fin de ser “como un Tinder entre personas y perros que necesitan un hogar”. Es que, a diferencia de bucear en las páginas de los refugios y grupos de Facebook sin posibilidad de filtro alguno, esta aplicación permitía tanto publicar desde los celulares a los perros en adopción como encontrar al próximo amigo fiel gracias a la geolocalización y seleccionar preferencias de búsqueda, como tamaño, edad y género. Todo, agrupando los distintos animales de muchos refugios del país y brindando un chat interno de contacto para concretar la adopción posteriormente.
Sin embargo, por estos días no se está actualizando, debido a que los creadores se encontraron con poca respuesta por parte de los refugios. “Muchos prefieren seguir mostrando en un álbum interminable de Facebook las fotos de sus rescatados, con idas y venidas en comentarios, mails con las características del perro, y hacer llenar formularios a los adoptantes, entre otros requisitos que hacen más engorrosas tanto la búsqueda como la adopción final de una mascota”, se lamenta Laura Holzmann, parte del equipo creador. No obstante, del otro lado de la plataforma sí hubo gran respuesta de los usuarios. Apenas algunas semanas tras el lanzamiento alcanzaron las 6500 descargas, los 500 perfiles de perros cargados y las 56 adopciones. “Todo sin inversión en publicidad y sólo con la difusión que nos daban los medios”, agrega Laura.
En este plan de integrar y contactar nació también Pluv, una app que funciona para “hacer más fácil la vida del mascotero”. Lo hace brindando datos de veterinarias cercanas, centros de emergencias, otros perros con dueño y hasta aquellos en adopción en algún refugio, todo por geolocalización. También ofrecen chapitas con códigos QR en los que se inserta todo tipo de información sobre el animal, desde su nombre e historia clínica hasta los datos de contacto de su dueño, posibles de leerse con la app. “Además de permitir que cada refugio publique gratuitamente a sus animales, les regalamos estas chapitas, de modo que siempre estén identificados”, ilustra Gabriel Tobal, CEO de Pluv. Con más de 30.000 descargas, la suya es una difusión que pisa fuerte y llega a un público especialmente interesado. “Para mí el futuro de los refugios está acá. Tengo 50 años y no sabía ni cómo se usaba el teléfono, pero tuve que aprender, porque ya no hay otro medio. Yo aplaudo cualquier iniciativa en pos del bien animal”, sintetiza.