Películas en las que los protagonistas no saben cantar

Con el estreno del film Florence,protagonizada Meryl Streep, hacemos un repaso de otras producciones musicales

En la muy recomendable Florence, Stephen Frears vuelve a demostrar que es un director que se anima a los relatos más difíciles y los hace parecer sencillos. Y Meryl Streep demuestra otra vez que puede hacer cualquier cosa. Incluso cantar así de mal; esto es como personaje, porque ella sabe cantar. Luego del trailer de Florence vamos con otros ejemplos de los buenos malos cantos en el cine.

En una de las más grandes comedias de la década del noventa, la esplendorosa La boda de mi mejor amigo, Julianne Potter (Julia Roberts) quiere jugarle una mala pasada a la novia de su mejor amigo, y la hace cantar a Kimberly Wallace (Cameron Diaz). Y ella canta horrible, pero con ganas, sentimiento y carisma, y se gana al público. Los gestos de Julia Roberts en su aceptación de la derrota van directo a la antología de la comedia romántica sin necesidad de diálogos.

Años más tarde, Julia Roberts cantaría en Todos dicen te quiero de Woody Allen, y se ganaría muchas críticas. Ella y Edward Norton fueron los más denostados, mientras que Goldie Hawn, que canta muy bien y lo pueden apreciar también en su versión de “A Hard Day’s Night”, fue muy elogiada. Pero antes de esa película, y antes de La boda de mi mejor amigo, Julia Roberts cantó mal a propósito y enamoró a Richard Gere en esta escena clásica de Mujer bonita, con “Kiss” de Prince.

Russell Crowe ha recibido muchas burlas por su canto en Los miserables, y también sufrió Pierce Brosnan por su performance vocal en Mamma Mía! Era un canto que se esforzaba por no desentonar, y a la vez evidenciaba las limitaciones del ex 007 como cantante. Un digno derrotado, de todos modos, frente a Meryl Streep, que demostraba acá y en otras películas (Ricki & the Flash por ejemplo) que sí sabe cantar.

Además de Katharine Hepburn y Cary Grant cantándole al leopardo en Bringing Up Baby, tenemos otro momento cómico perfectamente logrado en función de un canto que se va de mambo, en este caso al grito pelado: el de Adam Sandler en El cantante de bodas (The Wedding Singer). Una escena para ver muchas veces.