Los espectadores se enganchan con una serie por la historia que cuenta y por los personajes que la juegan. Eso también implica encariñarse con los actores que los interpretan. Sin embargo, cada tanto, los conflictos en las grabaciones, los malos comportamientos de algunos o los problemas de contrato de otros pueden fracturar ese lazo que parecía irrompible. El mundo de las series está lleno de ejemplos en los que pese al éxito y el reconocimiento, el actor se va intempestivamente y el programa se queda para tratar de lidiar con su ausencia.
Criminal Minds. El más reciente escándalo tras bastidores ocurrió en esta serie policial, que lleva doce temporadas en el aire, aquí se ve por AXN). Su protagonista, Thomas Gibson (algunos lo recordarán como el romántico y conservador Greg de Dharma y Greg), fue echado del programa luego de que durante una grabación de un episodio que él también dirigía, pateó al guionista encargado de la historia. Aunque primero lo suspendieron por dos semanas, más tarde el estudio decidió despedirlo. El actor se defendió alegando que sólo estaba reaccionando a la agresión del escritor.
Chicago Hope. A mitad de los años 90, con el éxito de ER, los dramas ambientados en el mundo de la medicina tuvieron un resurgimiento. Entre ellos, uno de los más interesantes era Chicago Hope que apostaba al talento de sus protagonistas para competir con las otras historias médicas que estaba dando vueltas. El problema fue cuando uno de sus pilares, Mandy Patinkin (Saul en Homeland), se fue del programa después de un par de temporadas para pasar más tiempo con su familia. Una excusa que podría haber sido creíble si unos pocos años después el temperamental Patinkin no hubiese abandonado su protagónico en Criminal Minds por no estar de acuerdo con el nivel de violencia y morbo que los productores elegían contar.
Grey’s Anatomy. Aunque ahora se hayan calmado las aguas hubo un tiempo, en el pico de su éxito además, durante el que la serie de doctores eternamente conflictuados producía tantos escándalos como capítulos. Así, Isaiah Washington, uno de los más destacados intérpretes del programa, fue despedido cuando se peleó con varios de sus compañeros en el set y terminó gritándole discriminatorios insultos a su compañero T. R. Knight. Un tiempo más tarde, el programa perdió a otras de sus protagonistas cuando Katherine Heigl , entusiasmada por su incipiente carrera cinematográfica, criticó públicamente a los guionistas de la ficción y hasta se bajó de las nominaciones a los Emmy en señal de protesta.
Two and a Half Men. ¿Puede un programa construido alrededor de una estrella sobrevivir sin ella? Eso fue lo que tuvieron que averiguar los productores de la sitcom cuando el comportamiento de Charlie Sheen fue tan extremo e irrespetuoso que el creador de la serie, Chuck Lorre, se cansó de él y lo echó. El público enfrentamiento y el espiral de locura en el que se metió Sheen luego del despido no llegó a calmarse ni squiera hacia el final de la ficción, cuando Lorre imaginó el final de “Charlie” como una muerte violenta, aplastado por un piano de cola.
Beverly Hills 90210. Todo era Brandon y Brenda. Brenda y Brandon, los mellizos de Minnesota que llegaban a Beverly Hills para aprender lo que era la vida de los jóvenes, bellos y millonarios de Los Angeles. La serie, creada por Aaron Spelling en los 90, necesitaba de un par de actores que pudieran llevar adelante el programa repleto de actores que nunca habían protagonizado. Por eso les venía muy bien tener a la experimentada Shannen Doherty , niña actriz ya adolescente, interpretando a Brenda. El problema fue que, para la cuarta temporada de la ficción, Doherty ya se había peleado con todos sus compañeros y nadie quería grabar con ella. Tan mal se puso el asunto que finalmente los productores decidieron que lo mejor para todos era que Brenda se fuera de viaje para ya no volver.
The West Wing. Pocas series mejor escritas, actuadas y producidas en la historia de la TV norteamericana que este drama creado por Aaron Sorkin . Repleta de personajes inolvidables y situaciones tan verosímiles como estimulantes, el programa era un maravilloso ejercicio del pensamiento progresista que de todos modos tuvo varios problemas internos. Primero, uno de sus protagonistas, Rob Lowe , dejó el programa en medio de una disputa por su salario que él enmascaró como desilusión por el recorrido de su personaje en la cuarta temporada. Luego, el propio Sorkin daría un paso al costado cuando sus problemas con las drogas empezaron a afectar la marcha de la producción.
Desperate Housewives. La telenovelesca serie de Marc Cherry tuvo su costado melodramático en la vida real. El éxito del programa y de cada una de las actrices que interpretaban a las amas de casa desesperadas complicó los vínculos detrás de escena, especialmente el de Cherry con Nicolette Sheridan. En principio el problema fue económico. La actriz que interpretaba a la sexy Edie Britt quería renegociar su contrato millonario y sus exigencias agregaron tensión al set al punto de que los productores decidieron disminuir su aparición en los episodios y después matar a su personaje para sacarse de encima a la intérprete. Algo que no consiguieron hasta hoy. El despido resultó en una denuncia de la actriz por malos tratos -aseguró que Cherry le pegó en la cabeza- y despido injusto. El jucio sigue en marcha, cuando ya pasaron casi cinco años del final de la serie.