Sarah y Mark son una joven pareja que quiere pasar un fin de semana en el campo. El idílico programa se ve frustrado cuando se pierden y acaban con su automóvil atascado en el barro en medio de un camino desconocido y desolado. Al caer la noche no tardarán en darse cuenta de que hay algo que los intenta cazar.
Se trata de una película independiente rodada con cámara en mano y aprovechando la luz natural.
Aunque el argumento es bastante simple, está muy bien resuelta por el director Conor McMahon quien a pesar de moverse en un tono minimalista se las arregla para generar momentos de puro horror, con monstruo incluido.