En una entrevista con Efe concedida justo antes de abandonar Marrakech rumbo a Bonn (Alemania), donde se encuentra la sede de la CMNUCC, la diplomática mexicana dijo que, pese a que los avances técnicos han sido modestos en la COP22, se ha visto “un gran compromiso y un movimiento que ya parece irreversible”.
“La voluntad política de mantener una unidad para llevar adelante la agenda de lucha contra el cambio climático se ha mantenido en esta cumbre del clima, por lo que puedo afirmar que me siento satisfecha”, destacó la jefa de cambio climático de la ONU.
Un “elemento importante” que hace sentir a Espinosa optimista respecto a esa “buena voluntad” de todas las partes es que “al margen de las negociaciones técnicas, hubo múltiples anuncios de acciones de lucha contra el calentamiento de parte del sector privado, de las organizaciones no gubernamentales, de las ciudades, y de los gobiernos regionales”.
La jefa de cambio climático de la ONU detalló que la misión técnica de esta cumbre del clima, que estaba llamada a comenzar a redactar las reglas de funcionamiento del histórico Acuerdo de París adoptado el pasado año, se ha visto complicada en tanto que “nadie se esperaba” que el pacto “iba a entrar en vigor tan pronto”.
Y es que el Acuerdo de París entró en vigor el pasado 4 de noviembre, tan solo 11 meses después su aprobación, puesto que ya contaba con más de 55 países que lo habían ratificado (incluyendo a los más emisores, China, Estados Unidos, la Unión Europea e India) que juntos superaban con creces el 55 por ciento de las emisiones globales que exigía el pacto.
A día de hoy, el tratado cuenta ya con 111 ratificaciones de países que suman más del 80 por ciento de los gases mundiales, y aunque ya están en vigor los compromisos de reducción de emisiones que han hecho los países en el marco del mismo no empiezan a funcionar hasta 2020.
Esta rápida entrada en vigor, comparada con el Protocolo de Kioto en el que ese proceso demoró siete años, ha tomado a los negociadores sin haber redactado aún las normas regularán algunos preceptos del acuerdo, como los procesos de revisión de los compromisos de reducción de emisiones, recordó Espinosa.
“En esta conferencia de Marrakech se ha planteado el reto de que el acuerdo haya entrado en vigor cuatro años antes de lo que estaba previsto, eso quiere decir que el trabajo técnico de preparación del mismo, es decir, lo que viene a ser el desarrollo de un libro de reglas para la aplicación del mismo, de repente se tenga que acelerar de una manera muy importante”.
Así, los países de la convención se fijaron un plazo de dos años, hasta 2018, para desarrollar esas reglas de aplicación, un tiempo récord también comparado con el Protocolo de Kioto donde ese proceso tardó cuatro años a pesar de que sólo incluía compromisos para los países ricos, frente a este que abarca a todos.