La obesidad infantil es hoy la principal enfermedad que preocupa a los profesionales de la salud pediátrica. “Sin prisa pero sin pausa”, el sobrepeso empieza a instalarse, gracias al hábito de ver televisión o jugar a ‘la play’; la falta de actividad física; y el consumo de alimentos con alto contenido en grasas, sodio, azúcares innecesarios, y pobres en nutrientes esenciales como vitaminas y minerales.
Encubierto en un cuerpo robusto y contra toda suposición, el sobrepeso puede convivir con distintos tipos de desnutrición, como anemia y déficit de proteínas, sin dar síntomas inmediatos.
“A medida que pasa el tiempo, los kilos de más pueden aumentar y devenir en obesidad. Estos niños obesos serán adolescentes con un mal estado de nutrición, y mayor predisposición a padecer enfermedades como hipertensión o diabetes, lo que agrava cada vez más el cuadro”, advirtieron desde la Federación Argentina de Graduados en Nutrición (FAGRAN).
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el sobrepeso y la obesidad ya son una pandemia a nivel global. En 2014, se registraban a 41 millones de niños menores de cinco años con estas condiciones.
Una buena noticia es que hay ciertas acciones que pueden ayudar a prevenir o revertir esta situación. Qué ofrecer a los niños:
-Frutas variadas: manzana, naranja, banana, frutillas, durazno o mandarinas.
-Distintos tipos de productos lácteos descremados, como yogures.
-Cualquiera de estas opciones se pueden sumar en comidas como desayuno, merienda y colaciones a lo largo del día
“Siempre recomendamos a los padres que amplíen la variedad en la compra de alimentos, para que los chicos puedan elegir entre diferentes alternativas cuando están en casa o para llevar al colegio en sus viandas. De esta manera, pueden controlar la alimentación de sus hijos y estar atentos a lo que consumen tanto dentro como fuera del hogar”, aseguraron los expertos de FAGRAN.
También, según explicaron, “hay alimentos a los que llamamos ‘protectores’, que son aquellos que aportan los nutrientes indispensables para tener un buen crecimiento y desarrollo, evitando las enfermedades por carencia de nutrientes específicos. Estos son: leche, yogur, quesos, huevos, carnes, vegetales, frutas, cereales y legumbres. Podríamos hacer el ejercicio de pensar cuáles de estos alimentos incluimos cotidianamente y cuáles no”.
“Cocinar en casa” sería lo ideal, por lo que una buena organización y planificación de las compras de alimentos es clave para poder preparar comidas caseras, ricas y nutritivas.
Además, promover la actividad física favorece, entre otras cosas, la correcta utilización del calcio, el azúcar, las proteínas, las grasas. Una buena idea es alentar las salidas en bicicleta, pasear al perro, o ir caminando al colegio: son formas de ponerse en movimiento, compartir una charla, alejarse del sedentarismo, y prevenir el sobrepeso.