Es una nueva iniciativa que se basa en el desarrollo de cocinas que, gracias a la luz del sol y a algunos materiales que puedan reflejar y absorber la luz, se puede cocinar los alimentos a bajas temperaturas.
En el mundo mueren más personas por cocinar con leña en casa que por hambre. Entre dos y cuatro millones de personas mueren cada año a causa del humo, que se produce al cocinar en una casa con leña y sin ningún tipo de ventilación o chimenea que canalice el humo. A esta situación se le suma el importante aumento de la deforestación por el uso de leña para la cocina.
Con esta cocina, se fomenta un uso sostenible de los materiales para cocinar los alimentos. Con materiales sencillos, como espejos y ollas negras, se puede desviar la luz del sol hacia los alimentos y poder cocinarlos a fuego lento. Se puede preparar casi cualquier tipo de guiso. Lo único que se escapa a poder cocinar son las frituras, ya que requieren altas temperaturas, según dice Isidro.
“Muchas veces intentamos cambiar la vida de la gente de otros países con nuestras reglas, nuestra cultura y nuestra forma de hacer las cosas y ellos ni lo asimilan, ni quieren”, explica el cocinero, que niega que algo así pueda pasar con este proyecto, puesto que es tan fácil como “poner la olla e ir persiguiendo el sol”.
Es verdad que las cocinas solares no son nuevas, pero con las innovaciones que se van desarrollado se pueden complementar mejor y aumentar las posibilidades de su uso una vez que no haya sol, para poder también, realizar desayunos y cenas calientes.