Una vez más Mauricio Macri envió una carta en un periódico del Interior del país. En la misiva, publicada por La Capital de Rosario, se refirió al tema de la semana: la ley de cepo laboral, que este viernes vetó al considerar que “es antiempleo y es contra los argentinos”. La decisión, que fue de inmediato cuestionada la oposición, será comunicada este lunes en el Boletín Oficial, donde se conocerán los argumentos formales del freno.
“Hay quienes creen que el Estado debe someter a la gente y que hay que promulgar leyes que más que crear empleo lo congela, deteniendo todo impulso a aumentarlo. Ellos son los que le temen al progreso, los que ven en el futuro una amenaza y en lugar de apostar a nuestra capacidad para crear y desarrollarnos, prefieren aferrarse al pasado y a los cepos que no nos permiten despegar”, expresó el Presidente
En este sentido, afirmó que “la ley que aprobaron (…) va en contra de este progreso“. “Es una ley que no ayuda a nadie, ni a los trabajadores ni a quienes están desempleados, porque espanta la posibilidad de crear trabajo“, consideró. “Muchos de los que hoy la impulsan lo hacen movidos por intereses políticos, porque quieren que el gobierno fracase para volver y continuar con lo que hicieron hasta diciembre”, agregó.
“Poner palos en la rueda es frenar el bienestar de todos los argentinos”, sostuvo el primer mandatario. Y concluyó: “Mi responsabilidad, el gran objetivo por el que hoy estoy acá, es lograr que cada argentino tenga oportunidades para crecer, y no voy a descansar hasta lograrlo. Por eso, haciendo uso de mis facultades constitucionales y después de haber dialogado con los trabajadores y con millones de argentinos que quieren progresar, decidimos vetar ese proyecto que hace daño al empleo y a la gente“.
A continuación, la carta completa:
Cuando llegamos al Gobierno, hace poco más de cinco meses, los trabajadores de Cresta Roja estaban pasando por una situación dramática. Muchos se acordarán de las imágenes: empleados angustiados cortando calles y autopistas, manifestándose porque estaban a punto de perder su puesto, porque el gobierno anterior había llenado el camino de obstáculos. Hoy compartimos la alegría de que esta empresa volvió a abrir sus puertas y miles de trabajadores recuperaron su trabajo. No sólo eso: también está creciendo. En el último mes, desde que abrió, aumentó en un 50 por ciento los empleados y se incorporaron cinco nuevos turnos. La producción está aumentando y la semana que viene comienza la exportación de sus productos, por lo que esperan triplicar la cantidad de trabajadores para fin de año. Más allá del número, esto significa tranquilidad para miles de familias.
Lo que sucedió en Cresta Roja no fue la consecuencia de una ley o de un decreto. Fue el resultado del diálogo y de un gran trabajo en conjunto entre los trabajadores, el gobierno nacional, el gobierno provincial, los sindicatos y los empresarios. Y estoy convencido de que éste es el modelo a seguir: el del trabajo en equipo. El empleo no se genera a través de imposiciones, prohibiciones o sometimientos. Se genera si hay confianza, ese valor que es capaz de impulsar o detener a un país entero. Un valor que se había roto en los últimos años y que desde el primer día nos esforzamos por hacer crecer.
En estos años se enfrentaron visiones de la economía y de la vida en la Argentina. Hay quienes creen que el Estado debe someter a la gente y que hay que promulgar leyes que más que crear empleo lo congela, deteniendo todo impulso a aumentarlo. Ellos son los que le temen al progreso, los que ven en el futuro una amenaza y en lugar de apostar a nuestra capacidad para crear y desarrollarnos, prefieren aferrarse al pasado y a los cepos que no nos permiten despegar. Así es como aprobaron una ley que expresa su desconfianza hacia los argentinos, una serie de medidas que parten del pesimismo, de la idea de que estamos condenados a contentarnos con lo poco que nos dejaron.
Otros, millones de argentinos en todo el país, vemos las cosas de otra manera. Estamos seguros de que estamos para más porque tenemos el talento y enormes posibilidades de vivir mejor. Tenemos fe en nosotros mismos porque sabemos que vivimos en una tierra privilegiada, con gente capaz y emprendedora, que tiene esperanza, apuesta a estar mejor y se esfuerza para lograrlo. Como Ramón y Griselda, una pareja que conocí en el Chaco. Ellos empezaron un emprendimiento familiar donde hacen muebles de todo tipo, y hoy aspiran a poder expandirse para crecer y dar trabajo a la gente de la zona. O como María de los Ángeles, la directora de un jardín de infantes que visité hace poco en La Pampa. Ella trabaja ahí desde hace 25 años dando lo mejor de sí, y cuando fuimos estaba orgullosa y emocionada por todo lo que podríamos hacer juntos para mejorar la vida de esos chicos que tanto quiere. O como Guillermo, un hombre que empezó como portero en un hotel y hoy, pasados los años, llegó a ser Jefe de Servicios en una importante fábrica de autos. Ejemplos como éstos están en todas partes, porque de esto se trata la esencia de los argentinos. Es nuestro espíritu de crecimiento, de mejora, de querer estar cada vez mejor. Y el rol del Estado debe ser estar ahí, al lado de cada uno, para acompañarlos y estimularlos a que logren todos sus objetivos.
Uno de los grandes objetivos que nos propusimos como gobierno fue avanzar hacia la pobreza cero. Y para hacerlo, estamos trabajando para crear millones de puestos de trabajo. Durante los últimos 5 años el empleo no creció porque el Estado se convirtió en una traba para que las personas y las empresas desarrollen sus iniciativas. Ahora las cosas cambiaron, todos tenemos esperanza en la Argentina que viene y son cada vez más las empresas que no sólo no piensan en despedir, sino que quieren crecer y tomar gente. En estos meses, muchas empresas nacionales y extranjeras demuestran que confían en Argentina, y cada día se anuncian más inversiones que generarán miles de puestos de trabajo. La ley que aprobaron, que algunos llaman anti-despidos y yo llamo anti-empleo, aprobaron va en contra de este progreso. Es una ley que no ayuda a nadie, ni a los trabajadores ni a quienes están desempleados, porque espanta la posibilidad de crear trabajo. Incluso hace pocos años, los mismos que hoy la aprueban dijeron que era mala, porque sabían que hacía daño a los trabajadores. Muchos de los que hoy la impulsan lo hacen movidos por intereses políticos, porque quieren que el gobierno fracase para volver y continuar con lo que hicieron hasta diciembre.
Poner palos en la rueda es frenar el bienestar de todos los argentinos, y no voy a dejar que eso pase. Mi responsabilidad, el gran objetivo por el que hoy estoy acá, es lograr que cada argentino tenga oportunidades para crecer, y no voy a descansar hasta lograrlo. Por eso, haciendo uso de mis facultades constitucionales y después de haber dialogado con los trabajadores y con millones de argentinos que quieren progresar, decidimos vetar ese proyecto que hace daño al empleo y a la gente.
Los argentinos tenemos que dejar de lado las confrontaciones y poner toda nuestra energía en crecer, en dar lo mejor de nosotros. Porque tener la Argentina que nos merecemos no es sólo la tarea de un gobierno, sino de toda una generación. Pensemos en todo lo que podemos lograr si trabajamos juntos. Solo tendremos el país que queremos si lo hacemos en equipo, si ponemos en movimiento a este equipo de 40 millones de personas que, como Ramón y Griselda, María de los Ángeles o Guillermo, son parte de nuestro hermoso país.