El cáncer de pulmón es uno de los cuadros oncológicos más letales –especialmente cuando no se diagnostica a tiempo–, y está dentro de los más frecuentes en todo el planeta. Cada 17 de noviembre se conmemora el Día Mundial de esta enfermedad, una fecha que sirve para recordar sus peligros y para generar una toma de conciencia y trabajar en su prevención.
En Argentina, el cáncer de pulmón representa el 9,8 por ciento de todos los casos oncológicos diagnosticados. Ocupa el primer lugar como causa de muerte por cáncer entre los hombres y el tercero entre las mujeres -por debajo de los de mama y colon-, según cifras del Ministerio de Salud de la Nación. En total, hoy son más de 11 mil argentinos los que padecen esta enfermedad.
Por sus características, este tipo de cáncer afecta más a los hombres, sobre todo fumadores. Pero en los últimos años hubo un cambio progresivo en el perfil de la población de pacientes. Aunque los hombres fumadores siguen siendo mayoría, hay una proporción creciente de mujeres que lo padecen y, muchas de ellas, no han fumado y son más jóvenes.
Si bien la principal causa de cáncer de pulmón continúa siendo el tabaquismo, la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR) advirtió que un 20 por ciento de los casos de cáncer de pulmón se dan en no fumadores por factores que aún están bajo investigación. Entre ellos, la exposición ambiental a tabaquismo pasivo, al humo de leña, al asbesto, la radioterapia en los pulmones, arsénico en el agua potable y ciertos virus oncogénicos.
Los dos tipos principales de cáncer de pulmón son el de células no pequeñas (CPCNP) y el de células pequeñas (CPCP). El primero representa del 85 al 90 por ciento de los casos, y el segundo representa alrededor del 10 al 15 por ciento. A menudo inicia en los bronquios cerca del centro del tórax y tiende a diseminarse ampliamente a todo el cuerpo en una etapa muy temprana en el curso de la enfermedad.
Aunque el cáncer de pulmón no suela manifestarse hasta que está avanzado, los especialistas sostienen que es recomendable estar atentos a un conjunto de síntomas que, aunque individualmente pueden corresponder a otras afecciones, en su conjunto permiten sospechar la presencia de esta enfermedad. Según datos de la AAMR, solo uno de cada cuatro casos llegan a diagnosticarse en estadio temprano o localizado, es decir, en una etapa en la que hay posibilidades de curación con cirugía.
La dificultad respiratoria, una tos persistente, dolor constante en el pecho al respirar o toser, esputos con sangre, sibilancias, ronquera o cambios en la voz, fatiga, pérdida de peso y del apetito son algunas señales que, en conjunto, ameritan una visita al médico. Otros síntomas pueden incluir episodios repetidos de neumonía o ganglios linfáticos inflamados o hipertrofiados dentro del tórax, entre los pulmones.
Para ambos tipos de cáncer de pulmón, dependiendo del estado de la enfermedad y otros factores, las principales opciones de tratamiento pueden incluir cirugía, radioterapia, quimioterapia e inmunoterapia. La principal recomendación de los especialistas es evitar el hábito de fumar. Los mayores de 55 años que tengan antecedentes de tabaquismo están en mayor riesgo de sufrir cáncer de pulmón, y deben consultar a una especialista en neumonología para chequeos anuales.
En la búsqueda de una alternativa a la quimioterapia
En los últimos años se alcanzó un mayor entendimiento de los mecanismos que producen la enfermedad, y también de sus bases genéticas y moleculares, lo que ha llevado a los profesionales oncológicos a caracterizar mejor cada caso y así personalizar el tratamiento de cada paciente. El cáncer de pulmón es una enfermedad heterogénea, es decir que los enfermos pueden presentarse con diferencias en sus perfiles genéticos, en su presentación clínica y por lo tanto responder de manera diversa a los tratamientos disponibles.
En el último Congreso de la Sociedad Europea de Oncología (ESMO) se presentaron los resultados del estudio comparativo entre la inmunoterapia anti PD-1 Pembrolizumab, un nuevo tratamiento a esta afección, y la quimioterapia estándar para pacientes con cáncer de pulmón avanzado de células no pequeñas (NSCLC) sin tratamiento previo.
El estudio en cuestión fue realizado en 305 pacientes que tenían una característica particular en el tumor, la presencia de una expresión elevada de la proteína PD-L1. Esta proteína es considerada un “biomarcador” y determina aquellos pacientes que tienen mayores probabilidades de beneficiarse con esta inmunoterapia. Según los resultados, este nuevo tratamiento reduce en un 40 por ciento el riesgo de muerte y en un 50 por ciento el riesgo de progresión.
Recientemente, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) aprobó este medicamento inmuno-oncológico argumentando que el fármaco “prolonga la sobrevida de pacientes en etapa avanzada mejorando también su calidad de vida, ya que posee efectos adversos menores en comparación con la quimioterapia al contar con un perfil de toxicidad muy aceptable”.