La Facultad de Medicina de La Plata rechazó la posibilidad de tomar un segundo recuperatorio a los estudiantes que terminaron con un “bochazo masivo” en el primer año de la carrera. Además, desde esa unidad académica de la Universidad de La Plata (UNLP) cuestionaron las resoluciones del Consejo Superior que había ordenado una auditoría y propuso designar “veedores” docentes para revisar las estrategias de evaluación de las nuevas pruebas que se tomarían a los alumnos.
La decisión de las autoridades de Medicina deja sin alternativas a más de 3.000 ingresantes que no pudieron superar las pruebas de anatomía y fisiología en el primer semestre y que –por el estricto régimen de regularidad– no pueden continuar en la segunda mitad del ciclo. Según denunciaron desde el Centro de Estudiantes, el porcentaje de aplazados está por encima del 90%. Y en la facultad aseguran que fue de entre un 45 y un 60%.
La controversia deriva de una drástica modificación en el régimen de acceso a la carrera que se puso en marcha este año. Por aplicación de una ley aprobada en noviembre pasado en el Congreso, la facultad no puede tener restricciones en el ingreso. Hasta 2015, funcionaba un curso introductorio que permitía llegar a entre 450 y 500 aspirantes. Era un plan de un año con pruebas semestrales y anuales.
Pero a partir de la nueva legislación, en Medicina se anotaron 3.300 chicos y los directivos plantearon que no estaban en condiciones de dar clases a un número tan alto. Por eso, los prácticos pasaron de ser semanales a quincenales; en los teóricos los alumnos debían presentarse dos o tres horas antes para conseguir lugar en las aulas, entre otras situaciones que denunciaron las agrupaciones estudiantiles.
Y luego llegaron los parciales: los docentes proyectaban un video en el que se leía la consigna de cada pregunta por un lapso de 20 segundos. Pasado ese tiempo, el estudiante ya no podría revisar la pregunta. Y el sistema de calificación era a través de “multiple choice”. “Todo estuvo preparado para perjudicarnos”, se quejaron los ingresantes.
Hubo marchas y protestas que crecían a medida que se conocían los resultados de las pruebas. Hasta que las quejas llegaron al Consejo Superior de la UNLP (máximo órgano de gobierno) y antes de las vacaciones votó sugerir a la Facultad un nuevo recuperatorio. Además pidió una auditoría para conocer el número de aulas, profesores y espacios en la unidad académica.
Todo fue rechazado por las autoridades de Medicina. Ayer, en el rectorado lamentaron que “no le den otra oportunidad a centenares de chicos que quieren seguir estudiando”.
La relación entre la presidencia de la UNLP y el decanato está empantanada. Los estudiantes anunciaron que seguirán la pelea en las calles y anunciaron la realización de asambleas y movilizaciones.