Nicolás Kiker, el tenista que juega con una raqueta comprada por internet

Hace un año no lo dejaron entrar en el All England tras perder en la qualy y ahora se dio el gusto de actuar en el cuadro principal; la raqueta que siempre usó no se fabrica más, tardó en encontrar un modelo similar y la encontró por la web en Bahía Blanca

Nicolás Kicker , de 24 años, actual 94 del mundo y uno de los siete argentinos que participaron del cuadro principal de Wimbledon , sacó su primer punto ATP a los 17. Lo hizo en un Future disputado en el club Once Unidos, en Mar del Plata, jugando con una raqueta de la marca alemana Volkl. Era una pieza pesada, rígida, con la que el jugador nacido en Merlo se sentía cómodo. Pero al poco tiempo, tuvo un inconveniente: dejaron de fabricarse y de tanto uso que tenían, las pocas raquetas de Kicker quedaron inutilizadas. Le acercaron distintos modelos y ninguno le convencía, hasta que probó una Prince Exo 3 Tour con aro 100 y la sintió muy similar a la que usaba en su salto al profesionalismo. Pero también volvió a tener problemas, ya que la empresa de origen estadounidense tuvo severos problemas económicos y estructurales y dejó de fabricar muchos productos, entre ellos, la raqueta con la que se había acostumbrado a jugar. ¿Qué hicieron? Internet fue la solución.

 

“Empezamos a buscar en páginas de Internet y conseguimos una nueva, en Bahía Blanca. Pagamos el envío y nos la mandaron”, cuenta Ricardo Kicker, papá de Nicolás y profesor de tenis de toda la vida en el club Kicker Klub Haus, en Merlo. Ricardo está en Londres acompañando a su hijo, disfrutando -con emoción- del mejor momento de su carrera, orgulloso de que haya participado del cuadro principal de Wimbledon (cayó por 6-4, 7-5 y 6-3 con el estadounidense Steve Jonhson; y hoy también perdió en dobles, en pareja con Diego Schwartzman ). Fue espinosa la lucha hasta llegar a este sitio.

Hoy se toma sol en la central ? #wimbledon #kickingass @lottosport

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Lo curioso es que, en el bolso, Kicker no tiene más de tres raquetas. La que consiguieron junto con su padre en Bahía Blanca es la primera opción. Después cuenta con dos más, también compradas por Internet, pero las consiguieron con mucho más uso. “No la puedo cambiar. Probé bastantes, hay similares, pero no me acostumbro a ninguna. De chico usaba raquetas pesadas; la de ahora pesa 337 gramos. Me acostumbré hace seis años a jugar así y no la puedo cambiar”, sonríe el hincha de Vélez Sarsfield . Y añade una anécdota: “Hace unas semanas, después de ganarle a Kyrgios en el ATP de Lyon, se me acercó un hincha italiano que sigue mucho mis resultados y me pidió que le regalara la raqueta. ¡Imposible! ¿Con qué juego?”. El vínculo de algunos tenistas con sus raquetas es muy particular. Juan Martín del Potro , por ejemplo, siguió usando durante muchos años las raquetas con las que ganó el US Open 2009 pese a que estaban muy dañadas y distintas empresas le enviaban prototipos muy similares.

¿Qué sucede si Kicker rompe el encordado en medio del partido? “Puede pasar, pero es difícil, porque la cuerda que usa es muy dura, no la rompe con nada”, dice Ricardo. Nicolás agrega: “Es alemana, marca Solinco, es muy dura, me suele durar un partido y un poco más también”. Ricardo sonríe y aprovecha la charla con LA NACION para lanzar un anuncio: “Aquel que tenga raquetas nuevas del modelo que está usando Nico, que nos avise y las compramos. Antes de venir para Londres encontré algunas en La Plata”.

 

Kicker está disfrutando de Wimbledon como si fuera un niño. Como si fuera su pequeño hijo, Bastian, en un parque de diversiones. “Para mí es increíble estar acá. El año pasado participé de la clasificación, que se juega en otro lado (en Roehampton) y quise venir y entrar y me dijeron ‘No, flaco, no podés entrar’. El torneo está bárbaro. Subí un montón de fotos en mi cuenta de Instagram. Es divertido jugar en césped, me gusta”, cuenta Kicker, que durante mucho tiempo tuvo que pedirle dinero prestado a sus padres (además de a Ricardo, a su mamá Mariana). Su perfil es el de la austeridad. Todo le costó mucho. Por eso disfruta de estar compitiendo entre los mejores, aunque todavía se sienta lejos de los mejores y tenga pocas raquetas en el bolso.