Brasil se paralizó al ver a su crack tirado en el piso, dolorido e inmóvil. Por unos segundos, el partido ante Colombia por los cuartos de final del Mundial queda en un segundo plano: sólo importa la salud de Neymar. El pibe no se puede mover y llora desconsoladamente. Al técnico Luiz Felipe Scolari no le queda otra más que reemplazarlo.
Es imposible olvidar el rodillazo que Carlos Zúñiga le pegó en la espalda al 10 de Brasil. Hoy, dos años después, Neymar se animó a recordar esa desafortunada jugada que casi lo aleja del fútbol: “El médico me dijo que si el golpe lo hubiese recibido dos centímetros al lado, no podría haber vuelto a caminar y me habría quedado postrado en una silla de ruedas”.
Ese fue el último partido de Neymar en el Mundial. Estuvo un mes fuera de las canchas porque sufrió una fractura en una vértebra lumbar. “Fui al hospital y no conseguía mover las piernas. Lloré muchísimo. Fue la peor semana de mi vida. Desde pequeño tienes el sueño de jugar el Mundial y te quedas fuera por un golpe desleal”, dijo a Programa do Jo.
s que reemplazarlo.