Ella sonríe con la ilusión de todas las novias jóvenes. Del otro lado del salón, su papá vigila el intercambio como cualquier otro padre del mundo, entre feliz y nostálgico por el enlace de su primera hija. Una escena que podría ser tan tierna como cualquier otra en su tipo si no fuera por un enorme detalle: la sonrojada novia es la futura reina de Inglaterra y su atento padre el rey Jorge VI, que ya sospecha que no le quedan muchos años al frente del imperio británico.
Así comienza The Crown, la serie de Netflix que desde hoy está disponible en la plataforma y que hace un excelente trabajo para que la imagen de la anciana de los sombreros raros y los trajes color pastel se transforme en la de una joven princesa que parece ni siquiera registrar su futuro y su lugar en la historia del mundo moderno.