“Somos lo que comemos”. Seguro que en más de una ocasión has escuchado esta frase, ¿verdad? Y es que, la alimentación que le demos a nuestros hijos durante sus primeros días de vida influirá después en su salud y en su desarrollo. ¿Sabías que un bebé, durante sus dos primeros años, alcanza la mitad de su estatura adulta? Por eso es importante dar a los peques una alimentación adaptada a sus necesidades que les garantice un correcto desarrollo.
La cantidad de nutrientes esenciales que los niños necesitan distan mucho de la de un adulto. Para que lo tengas en cuenta: un niño de un año necesita, por kilo de peso, 2,3 veces más vitamina A que un adulto, 6,3 veces más hierro o 1,3 veces más vitamina D. Basándonos en esto, vamos a ver qué alimentos no pueden faltar en su dieta y de qué manera podemos administrarlos.
Alimentos imprescindibles
– Leche: el calcio que contiene contribuye al funcionamiento normal de los huesos. A partir del año, los profesionales de la salud recomiendan tomar como mínimo dos vasos diarios de leche que se adapte a sus necesidades.
– Frutas y verduras: Las frutas y verduras se caracterizan por su aporte de vitaminas y fibra. Es necesario que formen parte de su dieta diaria.
– Carne, pescado y huevo: son necesarios y deberían incluirse en su menú semanal debido al aporte de proteínas y aminoácidos esenciales, pero no se debe abusar de ellos. Los niños de 13 a 36 meses ingieren 3,8 veces más proteínas de las recomendadas. Su consumo elevado se ha relacionado con un aumento del riesgo de obesidad en el futuro. Por eso, lo ideal es que los tomen de dos a tres veces por semana.
– Cereales: podemos darle arroz, pasta o pan o bien papillas elaboradas a base de cereales. Esto les aportará parte de la energía que necesitan, que por cierto, es 3,1 veces más alta que la que los adultos requerimos por kilo de peso.
Cómo introducir estos alimentos en su dieta
Ahora que tenemos claros cuáles son los alimentos más afines a las necesidades de los niños, aquí tienes algunas ideas para que se acostumbren a comerlos:
– Los bebés pueden comer la gran mayoría de frutas y verduras. Las primeras podemos dárselas tanto enteras, cortadas en pedazos para que las puedan manejar ellos solitos, o bien aplastadas. Con las verduras lo mismo, lo que podemos hacer es mezclarlas con arroz o legumbres para crear un plato más completo.
– En cuanto a la leche, hay que tener en cuenta que la OMS recomienda mantener la lactancia materna, al menos, hasta los dos años. Cuando la lactancia materna no es posible, el profesional de la salud le indicará la leche más adecuada. La leche de crecimiento ayuda a aportar los nutrientes necesarios. ¿Cómo tomarla? Podemos servírsela en un vasito adaptado o bien mezclarla en batidos con frutas o cereales.
– Con la carne, lo recomendable es comenzar a ofrecerle aquellas que sean magras, cuyo porcentaje de grasas es reducido. El pollo, el pavo, el conejo o el jamón cocido pueden ser las mejores opciones. Podemos mezclárselo en purés, junto con verdura o legumbres, pero también dárselo en piezas enteras: una tira de pollo, una loncha de pavo… Algo similar ocurre con el pescado: primero podemos empezar a darle pescado blanco, que es menos graso, como la merluza, el gallo, el lenguado… Dáselos cocidos, asegurándote que están libres de espinas y piel, o bien mezclados con verduras.
A tener en cuenta
Lo ideal es alternar los alimentos a lo largo de la semana. Hay que tener en cuenta que hay alimentos que son más alergénicos que otros. El huevo es uno de ellos, por lo que tal vez conviene esperar unos meses más hasta introducirlo en la dieta del niño: el tiempo estimado que nuestro pediatra considere oportuno.
Lo importante es que el bebé tenga una dieta variada y equilibrada: que coma lo mismo que come el resto de la familia, procurando que sus raciones tengan una cantidad de sal muy reducida.