Imaginemos un reloj antimatrimonio en el cual, a cada hora, una pareja se termina y otra queda al borde de hacerlo. Tic Tac. Tic Tac. Llamemos a ese reloj “Ciudad de Buenos Aires”. Son quince parejas por día (poco más de una cada dos horas, si se tienen en cuanta los porcentajes) las que se divorcian en la ciudad. Todos los días.
Si se considera que un CGP, el lugar donde tiene que ir una pareja a divorciarse, trabaja nueve horas diarias, unos 260 días hábiles por años (sin contar los feriados), hablamos de 2,4 parejas por hora.
Quince parejas por día se divorcian en la ciudad.
El promedio de edad de los varones que se separan es de 47 años; el de las mujeres, de 44 años. Dos tercios de los matrimonios corresponden a personas que han estado juntas al menos nueve años. No es poco.
Los datos corresponden a la Dirección General de Estadísticas y Censos del Gobierno de la Ciudad. Durante 2015 hubo nada menos que 5.643 divorcios.
Hace diez años había 19 divorcios por día. ¿Quiere decir esto que ha crecido el índice de estabilidad matrimonial? Bueno, es relativo, porque ahora también hay menos matrimonios. En 2005 se casaron 14.713 parejas, mientras que el año pasado sólo hubo 11.295 bodas.
Y si retrocedemos aún más en el tiempo, nos llevaremos una sorpresa. “Entre 1990 y 2015 los matrimonios se redujeron el 49%, mientras que los divorcios lo hicieron el 29%. Hoy en la Ciudad se registra un divorcio cada dos nuevos matrimonios”, detalla el informe.
La mayoría de las personas que se divorcian tienen más de 40 años.
Sólo el 13 por ciento de las parejas se disuelve antes de cumplir cinco años de casados. En esos casos, el promedio de edad al momento del divorcio es de 37 años en los varones y de 34 en las mujeres. En los matrimonios más extensos que se disuelven, la edad promedio del hombre es de 56 años; la de la mujer, 54.
Tic Tac. Tic Tac. No te quiero más. No te quiero más. Ok. Adiós. Hasta siempre. Pero antes, dividamos los tantos. Todos los días pasa en algún CGP de la ciudad de Buenos Aires. Todos los días