La niña, que tiene un peso de 3.300 gramos y se encontraba en perfecto estado de salud, ha nacido en la provincia china de Jiangsu.
A pesar de que el Departamento de Salud de la ciudad de Shanghái ordenara en 2013 que los embriones no podían permanecer congelados más de cinco años, el hospital decidió implantárselo a la mujer, que esperaba desde el año 1998 poder ser madre.