Muchas mujeres elijen parir en sus casa: ¿Por qué?

Por convicción o rechazo, la tendencia se profundiza; en muchos casos es para evitar la violencia obstétrica

El caso de la pareja imputada por homicidio culposo por la muerte de su beba durante un parto domiciliario, sin partera ni asistencia médica, desencadenó una vez más el debate sobre si es responsable o no dar a luz fuera de una institución médica. Más allá de las opiniones, lo cierto es que muchas mujeres deciden tener a sus hijos en sus casas. Según los expertos, cada vez son más. ¿Cuáles son los motivos?

“A veces son razones culturales y filosóficas, convicciones propias. Otras es por el temor al riesgo que hay en las instituciones. La ley de parto humanizado no se cumple. Los partos son intervenidos, los hijos son intervenidos de manera innecesaria”, dijo a LA NACION la obstétrica Mirta Merino, presidenta de la Asociación Dando a Luz, que acompaña partos domiciliarios. Asegura que en los últimos quince años la cantidad de mujeres que paren en sus casas aumentó sustancialmente.

La ley de Parto Respetado o Humanizado -sancionada en 2004 y reglamentada en 2015- garantiza que la mujer elija la posición en la cual parir, con quién quiere estar acompañada, entre otros derechos. Pero en muchos casos no se cumple. Para denominar estas situaciones, hace años se utiliza el término “violencia obstétrica”. No sólo ocurre en la Argentina, sino en gran parte del mundo.

El seguimiento de los casos de violencia obstétrica por parte del Estado es reciente. En el Ministerio de Justicia funciona una comisión, la Consavig, que se ocupa del tema. Y hay decenas de ONG que se dedican a denunciar, medir, elaborar estadísticas y concientizar sobre los derechos de las mujeres al momento de dar a luz.

Es el caso de la Fundación para el Estudio e Investigación de la Mujer: “Es una ley que se conoce poco y muchas veces no se respeta. Por eso, muchas parejas se entusiasman con la posibilidad del parto en casa”, dijo Mabel Bianco, médica especialista en salud pública y presidenta de FEIM. El parto no es una enfermedad y puede hacerse en la casa. Pero deben tomarse siempre recaudos, estudios previos, una partera o profesional médico”, agrega.

Testimonio

Valeria Burrieza es porteña, trabaja como community manager, tiene 44 años y tres hijos. El primero lo tuvo en una clínica privada. El segundo, en su casa, acompañada de un equipo de especialistas. El tercero, en una clínica privada, pero con un médico obstetra que ella contactó durante el embarazo y con quien conversó antes para asegurarse de que la respetara durante el parto.

“La primera vez no tuve una buena experiencia. No sólo por la institución sino por el profesional, no sabían lo que quería, me dejaron sola después del parto en una salita, sin informarme cómo estaba mi bebé. Fue muy poco cuidado desde el lado humano. Es muy importante ese momento”, contó a LA NACION.

“En mi segunda experiencia me preparé y fue en casa, con una médica, una partera, una neonatóloga y mi marido. El proceso fue distinto, fue un acompañamiento amoroso, natural, informado, se me informó muy bien sobre todo el proceso y cómo iba a ser el trabajo de parto”, siguió.

“No me arrepiento, fue buenísimo”, asegura. Pero el tercero lo tuvo en otra clínica, aunque de forma distinta que la primera vez: “A la distancia me pareció que en el parto en casa me faltó contención desde el punto de vista institucional. Yo quería estar dentro de una institución, con un parto cuidado”, dijo.

Y lo logró. Aunque tuvo que pagar una cifra “muy alta” de dinero. “Las mujeres paren en casa para evitar la violencia obstétrica, para evitar los controles que se le hacen al recién nacido, que me parecen demasiado invasivos para ese momento”, reflexiona.

Desde la agrupación Las Casildas, la psicóloga social y puericultora Julieta Saulo aseguró que cada vez más mujeres buscan parir en sus casas. “En gran parte es por las condiciones en las que se pare en la gran mayoría de las instituciones. Pero no me gusta generalizar, en muchas se trabaja de manera impecable. Está buenísimo que las mujeres elijan otra opción. Somos autónomas con respecto a nuestros cuerpos y no hay ninguna ley que impida el lugar en donde parir”, dijo Saulo.

¿Sí o no?

Los médicos obstetras y obstétricas que están a favor argumentan que el riesgo de un parto domiciliario es muy bajo si las condiciones del embarazo son óptimas y el acompañamiento profesional es adecuado. Aseguran que un parto natural no es una situación donde se compromete la salud de la madre ni de su bebé, sino un acto fisiológico como cualquier otro.

Los especialistas que están en contra esgrimen que todo parto tiene cierto riesgo, aunque la mujer esté en las mejores condiciones posibles. Y que lo más responsable es parir en el marco de una institución de salud que pueda hacerse cargo de una complicación que ponga en peligro la vida de la mujer y/o de su hijo.