Mozart hubiera vivido más tiempo si hubiera tomado más el sol. Así lo atestiguó una investigación publicada en la revista Medical Problems of Performing Artists, quien reveló que precisamente el compositor austríaco Wolfgang Amadeus Mozart, que murió en 1975 con apenas 35 años, habría vivido más tiempo si hubiera dedicado algo más de tiempo a tomar el Sol y que su cuerpo se empapara de vitamina D.
Y es que, a pesar de que nunca se realizó autopsia tras su muerte y fue enterrado a los pocos días de morir sin mayor esclarecimiento, el físico William Grant y el investigador Stefan Pilz descubrieron una posible explicación a la multitud de infecciones que el músico sufría con tanta asiduidad: la falta de vitamina D.
Mozart tenía una acusada deficiencia de vitamina D, un nutriente esencial para la salud de los huesos, ya que esta ayuda a absorber el calcio. Esta falta de vitamina D podría ser consecuencia de que al famoso compositor le gustaba trabajar de noche y dormir por el día, por lo que se exponía muy poco a la luz solar. Su localización tampoco ayudaba, ya que Mozart vivía en una zona al norte de Austria, caracterizada no precisamente por sus días soleados, sino bastante oscuros.
La llamada también vitamina antirraquítica, debido a que su deficiencia provoca raquitismo, se puede obtener de dos formas fundamentalmente: mediante la exposición a los rayos solares UV o la ingestión de alimentos ricos en vitamina D como pueden ser los huevos, la leche, el atún enlatado en aceite, la anguila cocida o las setas.
¿Qué ocurre si tenemos deficiencia de vitamina D?
Este extremo, provocado por una baja exposición solar -como en el caso planteado de Mozart-, por una dieta poco equilibrada o por otro tipo de desórdenes ya sean hereditarios o condiciones de salud relacionadas con alteraciones en el hígado o en el riñón, conduce a una reducción de la mineralización ósea y por ello, haciéndonos más sensibles a enfermedades blandas en los huesos como el raquitismo en niños y la osteomalacia o incluso la osteoporosis en los adultos.
La vitamina D no solo es importante para la salud ósea. Es relevante para nuestro cuerpo de muchas otras formas. Por ejemplo, los músculos requieren de esta vitamina para su movimiento, el sistema inmunitario también utiliza la vitamina D para combatir los virus y bacterias que lo invaden y los nervios necesitan la vitamina D para transmitir mensajes entre el cerebro y cada parte del organismo.