Joanna Birriel pudo haberse salvado. Lo saben sus familiares y sus amigos. Lo sabe también el equipo que investiga su crimen brutal ocurrido la semana pasada en la cárcel más peligrosa de Guatemala, donde la modelo argentina había ido a visitar al ex militar Byron Lima pero quedó en medio de una masacre que le costó la vida a 12 personas.
LAS ADVERTENCIAS QUE RECIBIÓ
Birriel desoyó tres advertencias que le pudieron haber salvado la vida.
Según reveló un amigo de la modelo la semana pasada, ella sabía que se podía enfrentar al peligro. “Le dije que no fuera a esa cárcel, pero no me hizo caso”, dijo el hombre.
No fue la única advertencia que la modelo no escuchó. Una amiga con la que había hablado el día anterior le dijo que no debía ir a ese encuentro.”Varias personas le decían que era una locura meterse en ese infierno, pero no era la primera vez que ella iba a la cárcel. Había una cuestión laboral, ella y el novio trabajaban para una empresa de Lima”, dijo un allegado a la familia de la modelo misionera.
El tercer mensaje fue de la misma cárcel. Según trascendió hoy, y revela el diario El periódico de Guatemala, uan autoridad de la cárcel le advirtió a la modelo que podía dar marcha atrás cuando ella fue a ver a Lima. Se lo dijo en la puerta de acceso de las visitas. Pero ella quiso seguir adelante.
La misionera quedó en medio de una guerra entre el ex capitán del ejército guatemalteco, Byron Lima, conocido como “el rey de las cárceles”, y el grupo narcotraficante de Marvín Montiel Marín, alias “El Taquero”. Murieron 12 personas.
Dentro de los planes de Byron para que Joanna pudiera tener más trabajo, le ofreció abrir una agencia de modelos, donde también pudieran participar otras argentinas que estaban buscando un futuro en el mundo del modelaje. Pero nada de eso fue posible. El futuro iba a ser la muerte.