Cuando un bebé está por llegar al mundo, una de las primeras cosas en las que piensan los padres es en acondicionar una habitación, comprar una cuna, ropita, etc. Pero los que tienen automóvil, por seguridad, también deberían incluir en la lista un Sistema de Retención Infantil (SRI), una sillita para bebé.
Según testimonios de responsables de tránsito y especialistas en seguridad vial, en Posadas son muy pocos los que usan ese asiento especial para que el niño/a vaya seguro en el automóvil. Eso se puede apreciar de forma general cuando los autos se detienen en los semáforos. Los pequeños son sostenidos en brazos, con un peligro potencial de lastimar al chico con una frenada brusca o en un choque. Es que por más fuerte que se lo agarre, la fuerza inercial puede hacer que se escape de las manos y vaya a dar contra el tablero o el parabrisas.
El problema surge porque no hay una legislación unificada en todo el país. Por ejemplo, la Ciudad de Buenos Aires aprobó en junio de 2015 la obligatoriedad del uso del Sistema (SRI), para menores que no superen el metro y medio de estatura. Sin embargo, en otras partes de Argentina, incluida Misiones, solamente se exige que se cumpla con la normativa de la Ley Nacional de Tránsito (24.449 Título VI inciso 40), la cual estipula que los niños menores de diez años deben ir en el asiento de atrás del vehículo.
Omar Talavera, director de Tránsito de la Municipalidad de Posadas confirmó que se ve muy poco el uso de esas sillitas en Posadas. “En los controles muchas veces los inspectores les recalcan a los padres que los chicos deben viajar en el asiento de atrás”. Pero solamente eso porque no está regulado. “Recientemente se inauguró el Observatorio de Tránsito Municipal. A partir de ahora vamos a comenzar a tener datos estadísticos sobre las faltas más comunes, problemas, falencias o qué es lo que está faltando para poder avanzar hacia ello”, comentó el responsable. Ese relevamiento podría llevar a una futura normativa para seguridad de los más pequeños.
Sistema de Retención Infantil
María Cristina Isoba, directora de Investigación y Educación Vial de la Asociación Civil Luchemos por la Vida fue entrevistada por el diario La Nación, y explicó el nacimiento y evolución de este sistema de seguridad para los niños dentro del habitáculo. “Con el tiempo y los estudios, se comprobó que para la estructura corporal de los chicos más pequeños el cinturón de seguridad no era suficiente, porque no los contenía adecuadamente. Así fue como se empezaron a fabricar las butacas o sillas especiales que, con el tiempo, también fueron evolucionando. Se mejoró la tecnología y con las pruebas de choque se comprobó que la silla para un bebé no es igual que la necesaria para un chico de más edad y mayor tamaño; por eso se fueron diseñando sillas de acuerdo con la necesidad física de cada edad”.
De acuerdo al estudio realizado por la Asociación Civil Luchemos por la Vida, la fuerza que se genera en un choque a 50 km/h equivale a la caída desde un cuarto piso. Por eso es que todas las personas dentro del habitáculo deben estar, de alguna manera, fijadas a él, porque cuando se produce una desaceleración brusca, por ejemplo en un choque, todo lo que no está atado se sigue moviendo por inercia y terminará parándose contra algo que lo detenga.
Un tema de sentido común
Luis Di Falco, abogado y especialista en seguridad vial, comentó también a PRIMERA EDICIÓN que en Posadas es muy poca la gente que usa el SRI. Por otra parte, consideró que independientemente que los padres hubieran comprado la silla, muchos aún llevan a sus chicos adelante.
“Si hablamos desde un punto de vista lógico no debería hacer falta que se haga una campaña para concientizar sobre el uso de este sistema, porque se supone que los hijos es lo que uno más quiere y cuida. Llevar a un menor en el regazo en el automóvil es absolutamente peligroso. Si ocurre un choque de frente a 60 km por hora, la inercia y el golpe provoca que la criatura salga despedida de los brazos por más fuerte que se lo agarre”, subrayó.
“Es difícil tener estadísticas sobre qué cantidad de gente usa ese sistema en sus autos, pero basta con salir a la calle y prestar atención en los semáforos para darse cuenta que muy poca gente lo usa”.
Al hacer referencia a uno de los vacíos normativos, el especialista indicó que el sistema de gancho Isofix que sirve para asegurar la sillita al asiento trasero aún no es obligatorio en Argentina. Lo venden como un adicional, como un accesorio para los autos.
“Solamente los autos de muy alta gama sí los traen. Para el resto, hay que comprar unos ganchos que van ajustados al cinturón de seguridad del asiento trasero”.
Como ejemplo de la importancia de tener este tipo de sistema de retención para los más chicos, Di Falco citó un accidente ocurrido hace muy pocas semanas en cercanías de Garuhapé. En el choque murió una pareja, y el bebé se salvó porque iba atrás, sujetado en la sillita.
“Está comprobado que es vital el uso de los Sistemas de Retención Infantil. Hoy en Internet se pueden encontrar videos donde se ve qué sucede en un choque cuando el niño no está acoplado a ese sistema. El bebé sale despedido del asiento, atraviesa el parabrisas, o en el mejor de los casos rebota dentro del habitáculo pero puede terminar muy mal lastimado”, remarcó Di Falco