Máxima llega a la Argentina

Se reunirá con funcionarios para abordar la inclusión financiera en el país. Tendrá un encuentro con el presidente Mauricio Macri en Olivos

La reina Máxima de los Países Bajos vuelve esta semana a la tierra que la vio nacer y crecer. Con una agenda de dos días en Buenos Aires, buscará renovar el sello local al trabajo que construyó, paso a paso, cuando llegó hace más de una década a la Casa de Orange: el impulso a los microcréditos.

Los pequeños préstamos que se otorgan a personas o grupos cobran fuerza sobre todo en países en vías de desarrollo o emergentes. En ese contexto, Máxima dará una conferencia de prensa en la Universidad Católica Argentina (UCA), donde se recibió como economista en 1995. Por lo tanto, también representa un regreso a su casa de estudios.

Con la inclusión financiera como norte, expresará “la importancia de una buena conexión con la infraestructura financiera oficial”, no sólo en su rol de Reina, sino también como abogada especial para la Financiación para el Desarrollo Inclusivo, título otorgado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

“Estoy contentísima de hacer algo por la Argentina”, decía en 2005 quien por ese entonces era princesa de Holanda, cuando había visitado el país con el mismo objetivo actual. Ya está previsto el encuentro con funcionarios de distintos niveles. El miércoles se reunirá en la residencia de Olivos con el presidente Mauricio Macri y será la segunda vez que se vean en el año: el primer encuentro entre ambos fue a fines de enero en el Foro de Davos, en Suiza.

Las conversaciones seguirán con el coordinador residente de las Naciones Unidas, Rene Mauricio Valdez; con la ministra de Relaciones Exteriores,Susana Malcorra; el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, y el presidente del Banco Central (BCRA), Federico Sturzenegger.

La reina Máxima de Holanda con el presidente Mauricio Macri en el Foro de Davos.

La reina Máxima de Holanda con el presidente Mauricio Macri en el Foro de Davos.

La receta de Yunus

Como economista, el encuentro de Máxima con pares como Prat-Gay y Sturzenegger tiene el foco no sólo en la inclusión y educación financiera, sino también en la protección de los consumidores, temas con los que recorrió foros internacionales del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y las asambleas del G-20.

El concepto de microcrédito se atribuye al indio Muhammad Yunus, premio Nobel de la Paz, por el trabajo que realizó como emprendedor y banquero para los más necesitados. A fines de la década del 70, el economista y profesor visitó una aldea local de su país para entender cuál era la raíz de la pobreza.

Allí conoció a Sufiya Begun. Mujer, tres hijos, 21 años, su principal sostén económico se basaba en la construcción de sillas de bambú. Todos los días compraba los palos de bambú por 22 centavos de dólar y se endeudaba, vendía las sillas a intermediarios, y nunca llegaba a ahorrar.

Yunus se dio cuenta de que el problema de Sufiya era el problema de muchos en esa misma aldea: artesanos, tejedores y conductores de taxi que dependían de intermediarios. Con una recorrida por la aldea con sus estudiantes, encontró 42 personas que necesitaban 27 dólares para comenzar a independizarse. Y no lo dudó: el primer préstamo salió de su bolsillo, con la confianza como sola garantía.

Yunus se acercó a un banco cercano, salió como garante de un grupo de aldeanos y la entidad comenzó a darles préstamos sin exigirles garantías a estas personas. Esa idea (y sistema) sentó las bases del Banco Grameen, dedicado a dar servicios a las personas más pobres en Bangladesh.

En el mundo tiene más de 2,3 millones de prestatarios, de los que seis de cada 10 superaron la línea de pobreza. Además, posee una fundación en la Argentina. Y hay un dato que no deja  de sorprender: la tasa de recuperación de los préstamos supera el 98 por ciento.

Los viajes de la reina Máxima a distintos países para ver los microcréditos en acción sirven también para monitorear que se estén otorgando sin tasas abusivas, una de las principales preocupaciones a nivel internacional. Hoy, la inclusión financiera toma nueva impronta en la Argentina, no sólo por la promesa oficial de alcanzar la pobreza cero, sino también al blanquear las estadísticas oficiales: en el país, una de cada tres personas es pobre.