El 25 de mayo tiene un karma. Es una fecha que debería ser de festejos y conmemoración, pero en los últimos años se transformó en un hecho político. Esta 2016 pareciera que no será distinto.
A Mauricio Macri lo espera en la Catedral Metropolitana un tedeum especial donde podría escuchar en boca del cardenal Mario Poli algunas de las preocupaciones que ya hicieron públicas otros miembros de la Iglesia días antes de la fecha patria.
Por ejemplo, ayer el director nacional de Cáritas, Horacio Cristiani, había manifestado una inquietud pública por el aumento de pedido de ayuda en comedores y merenderos. Un par de horas había hecho lo mismo Francisco “Paco” Olveira del grupo de sacerdotes Opción por los Pobres. Y el fin de semana la Pastoral Social emitió una alerta por la “fragilidad laboral” de miles de personas.
El Gobierno hizo esfuerzos hasta última horas para cambiar el tono del encuentro. De hecho, ayer el jefe de Gabinete Marcos Peña aseguró en conferencia de prensa que irán al tedeum con ánimo festivo. “Nosotros no vemos ningún tipo de conflictividad y si hay diferencias debemos celebrarlas en democracia”, sintetizó.
Está previsto que asistan también al encuentro religioso el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti; la vicepresidente, Gabriela Michetti; el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó; parte del gabinete nacional y autoridades civiles y militares.
Más tarde el jefe de Estado encabezará el tradicional locro del 25 con sus ministros e invitados especiales, entre ellos integrantes de organizaciones sociales como la que encabeza Margarita Barrientos, quien en las últimas semanas fue protagonista de una polémica por su frustrada visita al Papa.
En algún momento se había pensado en organizar festejos en la vía pública, pero los funcionarios decidieron cambiar de planes porque hay un grupo de cooperativistas acampando en la zona. También tenían previsto que el mandatario llegase caminando a la Catedral, pero esa opción quedó en duda por miedo a las protestas.