Nilda Mabel Núñez tenía 25 años, estaba embarazada de cinco meses y era mamá de dos hijos, de 1 y 5 años. La buscaron durante 12 días, cuando una amiga suya se preocupó porque no tenía noticias de ella e hizo la denuncia. Finalmente, la encontraron asesinada y descuartizada. Hoy indagarán a su expareja, Aldo Javier Nuñez, el principal y único sospechoso del crimen.
Según los primeros resultados de la autopsia, la mujer habría muerto por asfixia y tenía además un golpe en la cabeza. La ausencia de marcas y heridas defensivas hacen suponer que fue atacada mientras dormía. Como si hasta acá no fuera lo suficientemente macabro, su pierna izquierda fue encontrada debajo de la cama de uno sus hijos y el resto de su cuerpo, dividido en bolsas dentro de una valija, junto a unos arbustos cerca de su casa, en la localidad de Tolhuin.
Como tantos otros finales anunciados, el protagonista de esta historia ya estaba denunciado por violento. Tenía una restricción de acercamiento perimetral, que había cesado por su “buen comportamiento”. Meses antes, había violado otra medida. Pero por alguna razón la pareja estaba, otra vez, conviviendo.
En el lugar también secuestraron dos cuchillos presuntamente utilizados para descuartizar el cuerpo y prendas de ropa con manchas de sangre. Aldo Núñez quedó detenido e incomunicado, acusado de “homicidio agravado”. En Río Grande, Ushuaia y Tolhuin, hubo marchas reclamando contra la violencia de género.