A poco de ingresar en el segundo semestre, momento anunciado por el Gobierno como el principio del repunte económico, el embajador argentino en Estados Unidos, Martín Lousteau, optó por no ponerle plazo a la economía y propuso que el país desarrolle estándares de previsibilidad para el futuro.
“El segundo semestre no va a hacer ni el cielo ni el infierno. El cielo ya no existe más y yo en el infierno no creo. Son tiempos difíciles porque la herencia es muy difícil”, definió el economista en términos terrenales.
Para Lousteau la discusión en la Argentina no puede acotarse al segundo semestre sino el “propósito” de cada una de las medidas. En este sentido, consideró que el Presidente “toma decisiones en función de construir un futuro” y que “hasta hace poco tiempo nos estábamos consumiendo el presente”.
Lousteau sostuvo que ante la “herencia complicada”, las decisiones que toma el gabinete económico de Macri tienen impacto en el corto plazo: “En algunos sectores, rebotarán más rápido y en otros demorará un poco más porque todas las condiciones actuales son extremadamente difíciles para lidiar”.