La marihuana, cannabis sativa, es la sustancia ilegal más consumida por los jóvenes de Argentina y el mundo. Así lo determinan numerosas encuestas y trabajos de investigación.
El último Informe Mundial sobre las Drogas de la ONU determinó que alrededor de 250 millones de personas, de entre 15 y 64 años, consumen o probaron por lo menos una sustancia adictiva y casi 182 millones de ellos aseguraron que eligen la marihuana por sobre los estupefacientes sintéticos, los opiáceos y la cocaína. Además, el Informe del Uso de drogas en las Américas de 2015, de la OEA, que indagó en las conductas adictivas de 19 países de la región, estuvo en la misma sintonía al asegurar que los jóvenes son los que tienen un mayor índice de consumo de esta droga ilegal.
Ahora, se suma el último análisis estadístico difundido por el Proyecto europeo de encuestas escolares sobre el alcohol y otras drogas (ESPAD por sus siglas en inglés) que evidenció cómo los jóvenes eligen cada vez más la marihuana, por sobre los narcóticos legales como el alcohol y el tabaco. El estudio, que analizó la evolución de las adicciones de la población más joven durante las últimas dos décadas, aseguró que el promedio de consumo de los cannabinoides aumentó desde el 11% en 1995 al 17% en 2015.
La doctora Geraldine Peronace, psiquiatra y experta en adicciones, comentó: “Hay nuevas sustancias psicoactivas. La Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes en el informe de marzo de 2016 informó que salieron 602 nuevas sustancias al mercado. De las cuales 230 son cannabinoides sintéticos”.
Peronace, de esta manera, introdujo un tema que aún no se encuentra en el centro del debate, pero que comienza a avanzar a pasos agigantados en todo el planeta.
La marihuana sintética es una droga de diseño en el que hierbas, incienso u otro material de hoja verde son rociados, en una versión sintetizada, con productos químicos líquidos para imitar el efecto de tetrahidrocannabinol (THC), el ingrediente psicoactivo de la planta de cannabis sativa. La peligrosa sustancia tiene diferentes nombres: K2, Black Mamba, Spice, Fake Weed, Yucatan Fire, Genie, Skunk, Moon Rocks y Zohai, entre otros.
“Son sustancias que se sintetizan en laboratorio, que no están ‘nomencladas’ ni reguladas y que imitan los efectos de las drogas ilegales. Dentro de los cannabinoides sintéticos se busca que tenga el efecto similar a la marihuana, por eso se la conoce como Fake Weed, falsa marihuana”.
Los cannabinoides sintéticos aparecieron por primera vez en Estados Unidos a principios de siglo y su avance es constante. Por ejemplo, según cifras oficiales del último trabajo del Centro de Monitoreo de Drogas y Adicciones de la Unión Europea (EMCCDA), en 2008 solo se había encontrado un tipo, para 2010 ya eran 11 y para 2015, 160.
Peronace explicó que, al igual que otras drogas de diseño, su canal de distribución más grande es a través de internet. Las nuevas tecnologías maximizaron la problemática, debido a que facilitan la generación de nuevas sustancias psicoactivas y, a su vez, la evasión de controles.
“Cuando surgía una nueva droga en Alemania, por ejemplo, tardaba dos años en llegar, pero ahora no. Si X persona descubre y prueba una droga y le gustó el efecto que le produjo, lo sube a la red mañana y pasado ya lo están cocinando acá. Esto cambió el tipo de consumo y la velocidad de expansión de la información”, agregó Peronace.
Además, según la especialista, el packaging, la forma de presentación, tiene dos estilos. En una se busca engañar hasta a los ojos más especializados, para que pueda ser vendida en negocios legales. Por otro, al igual que con otras drogas de diseño, también se busca que tengan nombres marketineros y hasta un envoltorio de características divertidas.
“La trampa está en la manera de venderla. Generalmente viene en forma líquida, viene en una bolsita plateada que simularía ser incienso, por ejemplo. En estas bolsitas vienen ramitas secas que son rociadas con la marihuana sintética y se pueden comprar en cualquier lado, en la web”.
“Se venden como inciensos herbales, para aromatizar ambiente, como inciensos líquidos. Se lo conoce dentro del mercado como spice, K-2, Black Mamba, hay unos cuantos nombres que están dando vueltas. Es una sustancia que está en franco aumento, de hecho en EEUU está siendo la segunda droga de elección por parte de la juventud”.
Una sustancia aún más peligrosa
“Es mucho más riesgosa y peligrosa para la salud. La problemática está en que nosotros como médicos no sabemos cuando alguien ingresa por guardia bajo qué tipo de consumo se encuentra, los lotes de las sustancias son distintos, así que también quedan a la buena de dios”.
“Los compuestos de un spice son distintos a los de otro, depende del laboratorio de donde provengan. Dentro del área de la medicina no sabemos qué se espera con estos jóvenes tanto en el agudo, como a mediano y largo plazo. Sin lugar a dudas va a producir deterioros en los circuitos cerebrales y mientras más jovencitos son, tomando en cuenta que el cerebro se termina de formar alrededor de los 23/24 años y siendo mucho más potente que la marihuana convencional, los riesgos y daños para la salud y para el desarrollo del cerebro van a ser realmente graves. Predisponiendo, sin lugar a duda, a mayores cuadros psicológicos y psiquiátricos”, finalizó.
Por Juan Batalla