Empieza a aparecer otro Mauricio Macri, quizás más verdadero que el tolerante y pacífico que la comunicación oficial viene desplegando desde los tiempos en que intentaba llegar al gobierno de la ciudad de Buenos Aires. Convencido de que tiene que salirle al toro de los que buscan ponerle palos en la rueda a la gestión, el Presidente decidió aceptar la invitación que Gerónimo Venegas le hiciera desde el Partido Fe -miembro de la coalición Cambiemos- y cerrará la reunión con un poderoso discurso convocando a los trabajadores al cambio cultural en el estadio Pedro Echarte del Club Ferrocarril Oeste. Es que el acto se realizará el 1º de mayo.
No solo eso. El Partido Fe estará acompañado en el acto por la conducción de las 62 organizaciones gremiales peronistas, los 47 gremios que se negaron a acatar el paro convocado por la CGT para el pasado 6 de abril y que tienen impugnado en el Ministerio de Trabajo la conducción tripartita de la central obrera, con la amenaza de acudir a la Justicia ya que, aseguran, fue elegida en clara violación al estatuto.
El acto está convocado para las 16 y está previsto que Macri -que irá acompañado con buena parte de su Gabinete– hable a las 19. Antes, a las 13, la mesa directiva de las 62, con Venegas a la cabeza, compartirá un asado en la sede del Sindicato de Conductores de Taxis de la Capital Federal, que también está en Caballito, a tres cuadras del club.
El SCT es el gremio que condujo por años Roberto “Aspero” García, líder sindical de la resistencia a la dictadura y fundador de la renovación peronista. Su heredero, José Ibarra, es hoy el secretario general y secretario general adjunto de las 62.
La decisión de participar fue transmitida al Partido Fe directamente por el jefe de Gabinete, Marcos Peña, cuando confirmó que la CGT convocará a un acto en el estadio de Obras Sanitarias para conmemorar el Día del Trabajador. La central obrera lo anunció a los medios después de una difícil reunión del Consejo Directivo, donde se emitió un duro comunicado ratificando que “no existe ningún diálogo con el Gobierno”. En el Gobierno existe la convicción de que se trató de ocultar las distintas posiciones internas con duras críticas al oficialismo, aunque lo que dijeron solo es cierto en parte.
Es verdad que institucionalmente la CGT no tiene contactos institucionales con el Ministerio de Trabajo, pero la gran mayoría de los sindicatos -aún los más combativos- mantienen diálogos cotidianos con el Ejecutivo.
El 1º de mayo no es la primera vez que Macri se mostrará en un acto de comunicación tradicional, típicamente peronista. Ya lo hizo en el último tramo de su campaña presidencial, inaugurando una estatua de Juan Domingo Perón en la plaza que está frente a la Aduana, en Paseo Colón y Belgrano, donde además de Venegas estuvo Hugo Moyano, por entonces, firme aliado del candidato.
El vínculo con el camionero no prosperó, tal vez porque Moyano quiso avanzar sobre la AFA y a Macri no le gustó la jugada. Sin embargo, un año y medio después tuvo que aceptar que su yerno, Claudio “Chiqui” Tapia, se haga del ansiado podio que durante más de 30 años perteneció a Julio Grondona. A pesar de esto, Moyano y Macri conservaron siempre una buena relación personal y, tal vez, en la dura discusión entre Pablo Moyano y Héctor Daer del jueves pasado haya influido esa recuperación del vínculo.
Macri también fue en más de una oportunidad a la Escuela Político-Sindical que UATRE tiene en el barrio de Once, recorrió las instalaciones y dijo algunas palabras, siempre cuidando las formas. Esta es la primera vez que el Presidente se anima a un acto donde seguramente habrá algo de liturgia peronista, aunque difícilmente se cante la marchita.
Como sea, a la comunicación del PRO nunca le gustó que Macri tuviera fotos con dirigentes sindicales, el colectivo de peor imagen en la sociedad, según todas las encuestas. Es evidente que, ahora, el Gobierno decidió apostar fuerte en la vida sindical y reforzar su política de acuerdos sectoriales con un discurso más apegado a las formas tradicionales de la comunicación. Como si hubieran llegado a la conclusión de que la sociedad (además de voluntarios, timbreos y redes sociales) está necesitando formatos de mensajes más conocidos, parece que el tiempo del gradualismo también está llegando a la comunicación.
Por Silvia Mercado