Luli Salazar visitó a la empleada pública

La vedette no tuvo reparos a la hora de hablar de su relación

Útimamente las empleadas de la mesa de entrada de Casa de Gobierno, Flora ( Antonio Gasalla ) y González ( Susana Giménez ), no tienen tiempo de aburrirse con los personajes que las visitan. Esta vez le tocó a Luciana Salazar pasar por el control de la casa rosada, a donde fue a buscar a su pareja Martín Redrado .
“Estuve mucho en Washington últimamente, vamos y venimos, estamos 15 días allá y 15 acá. Es linda la ciudad, en invierno es medio aburrido pero en primavera no”, contó sobre su vida en Estados Unidos y admitió que no trabaja con su novio pero que igual tiene un rol importante: “Yo le hago de secretaria hot”.

Los comienzos de la relación

“Nos conocimos en un famoso restaurante de la costanera, yo fui a comer y justo él también fue con unos amigos que tenemos en común. Cuando me vio les pidió mi teléfono”, confesó del momento en el que se conocieron con Redrado. “Primero me llamó el celestino y me contó, pero yo no sabía quién era entonces lo googleé. No me volvió loca al principio, pensé que tenía que hacerle un extreme makeover total”, dijo sobre la primera impresión de su actual pareja. “Le corté el pelo, le cambié un poco el look”.
También habló de las rupturas que han tenido a lo largo de la relación. “Ya perdí la cuenta de cuantas veces fuimos y volvimos. Siempre lo dejé yo, pero cuando vuelve lo acepto de nuevo”, contó y aseguró que nunca hubo terceros en discordia. “No hubo cuernos en nuestra relación, Amalia Granata no fue una tercera en discordia. Cuando yo terminé con él se hizo amiga de ella, y fue ella la que se puso a hablar de mi relación”.

Secretos de alcoba

Fiel a su estilo, Luciana no tuvo reparos a la hora de hablar de sexo. “Arrancamos con muchos matutinos”, contó sobre lo que pasa de las puertas para adentro de su casa. También aseguró que durante la relación fue maestra de su pareja. “Conmigo se soltó más, era más básico. Le faltaba un poco pero conmigo cambió”.
La vedette también confesó que es muy fogosa y que esto le ha traído algunos problemas, sobre todo durante los viajes en avión. “Una vez en un viaje a Francia estábamos solos y dio para todo. A mí me gusta pasarme al asiento de mi pareja y ver una película abrazados, pero en uno de los tantos viajes un inglés nos tocó el asiento y pidió que paremos, en ese momento era solo un beso apasionado”.