Es peligroso pero es real: podés vivir con diabetes tipo 1 sin darte cuenta. Quienes sí pueden percibirlo son los perros, que por su sentido del olfato pueden notar un cambio en la salud de sus dueños. Un estudio reciente de la Universidad de Cambridge trató de descubrir por qué y concluyó que una baja de la glucosa en sangre coincide con una suba de un químico natural llamado isopreno, que se exhala al respirar.
Este hallazgo contribuye a los tratamientos que usan a los perros para actuar como alertas médicas de sus dueños en caso de hipoglucemia, que genera síntomas como fatiga y puede terminar en convulsiones y hasta la pérdida momentánea de la conciencia. Mientras el isopreno pasa desapercibido por los humanos, estos animales lo detectan de inmediato.
Un escenario posible es que en el futuro los diabéticos puedan medir sus niveles de isopreno con la respiración, en vez de tener que sacarse una gota de sangre para medir la glucosa. Lo de los perros es solo un camino para que la ciencia pueda mejorar la prevención y el tratamiento de la enfermedad que en 2035 afectará a casi 600 millones de personas.