Hace un tiempo un joven de 16 años perdió la vida trágicamente después de consumir una bebida energizante, una gaseosa y un café con leche en pocas horas. Según el forense, el corazón del muchacho simplemente no pudo tolerar la cantidad de cafeína.
El joven no es el primero en pagar un precio terrible por consumir las bebidas populares que por lo general (pero equivocadamente) se consideran seguras. Pero debería ser el último. El gobierno tiene que tomar medidas para reducir los niveles de cafeína que se permiten en las bebidas energizantes. También debe ofrecer recomendaciones claras sobre el consumo seguro de cafeína entre niños y adolescentes, prohibir el mercadeo de estos productos a los jóvenes de todas las edades y ayudar a educar al público sobre los riesgos médicos de ingerir grandes cantidades de cafeína.
Se trata de un estimulante fuerte y potencialmente peligroso, en particular para los niños y los adolescentes. Cuando se piensa en la sustancia cafeína, por lo general se piensa en el café. Se sabe menos que una sola bebida energizante (Monster Energy, Red Bull, 5-Hour Energy y Rockstar, por nombrar algunas) puede contener muchas veces la cantidad de cafeína de una taza de café.
Para empeorar las cosas, los consumidores no conocen los riesgos de los altos niveles de cafeína que contiene estos productos. Las etiquetas de nutrición no tienen la obligación legal de incluir información sobre el contenido de cafeína: una omisión crítica y potencialmente mortal. Muchos productores de bebidas energizantes han comenzado a modificar sus etiquetas de manera voluntaria, pero no es algo uniforme y no proporcionan información adecuada para asegurar que los consumidores entiendan el nivel de riesgo. Las etiquetas son un primer paso, necesario pero insuficiente.
A diferencia del café, las bebidas energizantes apuntan a los consumidores adolescentes y los ponen en riesgo de una sobrecarga extrema de cafeína con consecuencias cardiovasculares y neurológicas potencialmente devastadoras. Entre 2005 y 2011 las visitas a las salas de emergencias relacionadas con estas bebidas aumentaron de 1.494 a 20.783. Esto incluyó una importante cantidad de casos de niños menores de 6 años.
En 2011 la Academia Nacional de Pediatría [de los Estados Unidos] dio a conocer un informe sobre el efecto de las bebidas deportivas y energizantes en los niños y los adolescentes, en el cual concluyó que “plantean riesgos potenciales para la salud debido a los estimulantes que contienen, y nunca deben ser consumidos por niños y adolescentes“.
En 2013 la Asociación Médica Nacional adoptó como política la prohibición de la venta de bebidas energizantes a los menores de 18 años, con el argumento de que podrían provocar una serie de problemas en los jóvenes, incluidos los cardíacos.
Aun así, el consumo de bebidas energizantes se ha disparado en los últimos años, en tanto que el de gaseosas comenzó a disminuir. Dado el peligro que las bebidas energizantes representan para los niños y adolescentes, sin un beneficio potencial para su salud o bienestar, se debe terminar la venta y la publicidad de estos productos a los jóvenes.
Porque sus productores les agregan cafeína, las bebidas energizantes están sujetas a las regulaciones de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA). De hecho, la FDA reconoce los riesgos del alto consumo de cafeína e impone un límite de 71 miligramos en las gaseosas de 12 onzas (354 mililitros). Sin embargo, no se han impuesto límites al contenido de cafeína de las bebidas energizantes, y cada envase puede contener fácilmente de 200 a 300 miligramos, o más. Esta distinción reglamentaria no se justifica. Los niños y los adolescentes que consumen energizantes necesitan tanta protección como los que beben Coca-Cola y Pepsi.
Los jóvenes de 12 a 17 años de edad —casi un tercio de los cuales consumen bebidas energizantes regularmente— tienen derecho a una información que podría salvar sus vidas. Los límites de la FDA para la cafeína añadida en las gaseosas se deben aplicar a estas bebidas, y la cantidad de cafeína añadida a un energizante debe figurar en su etiqueta nutricional, con una advertencia en la parte frontal del producto que alerte sobre los niveles de cafeína superiores a los permitidos en las sodas.
Igualmente, el público debería tener acceso a información basada en pruebas científicas sobre los efectos de aditivos como la guaraná y la taurina, que pueden aumentar la potencia y los efectos de la cafeína.
Las ventas de bebidas energizantes aumentan cada año, por lo que es imperativo actuar. Los pasos para proteger la salud de nuestros hijos son factibles y necesarios.