El presidente Mauricio Macri graficó que “Si en invierno estás en remera y en patas, es que estás consumiendo energía de más”, y apuntó que “estas cosas que parecen demasiado bobas son las que cambian los comportamientos” y lo concreto es que “tenemos que ahorrar energía”.
Macri debería reconocer que estas declaraciones, que no cayeron muy bien en gran parte de quienes lo votaron, son consecuencia de una errática política tarifaria que tiene como principal responsable al ministro de Energía Juan José Aranguren. Entre esos errores podemos destacar:
-Error de Diagnóstico: En primer lugar, Aranguren no consideró que las temperaturas del bimestre abril- mayo de este ano fueron mucho más bajas que las del mismo bimestre del año pasado donde los consumidores habían empezado a ahorrar gas por los premios que se impusieron en abril del 2014. Por ese motivo, el aumento del consumo del gas fue en algunos casos de hasta un 50 %. Eso provocó que muchos de los usuarios residenciales pasaran a pagar de 0,50 centavos a 6 pesos el metro cubico de gas al entrar en el estrato R4 que es el de mayor consumo. El segundo error de diagnostico fue que no imaginó que SE judicializaría el problema. Al no aceptar la decisión de la Corte de La Plata de suspender los aumentos, y presentar un Per Saltum, activó una bomba.
-Errores Técnicos: Aranguren también ignoró en primer término que para incrementar los precios de las tarifas el Estado y las empresas de servicios públicos privatizados tienen que pasar por un proceso de Renegociación Integral de la Tarifa. Este incluye en primer lugar que la autoridad competente -ENARGAS- se reúna con las empresas concesionarias productoras, transportadoras y distribuidoras para fijar el valor de la tarifa en función del tiempo de plazo de la concesión del servicio por parte del estado, los mayores costos, y las inversiones que deben realizar. En segundo lugar ignoró las Asambleas de Públicas de Consumidores que anteceden a las subas de las tarifas. Paradójicamente, Aranguren, considerado uno de los mayores enemigos del kirchnerismo, imitó a los Kirchner en ese aspecto. La solución para lograr en el futuro una tarifa de equilibrio para reducir los subsidios se puede lograr estableciendo un sendero de aumento de 4 años, aumentar las inversiones de las empresas y hasta estirar el plazo de la concesión del servicio. Aranguren logró que el Gobierno siga subsidiando las tarifas y que no haya penalidades para los que consuman en exceso al poner topes a la facturación.
-Errores de Cálculo: El primero, al fijar los aumentos sobre el consumo de gas y no sobre la facturación como había arreglado con los gobernadores e intendentes el ministro del Interior Rogelio Frigerio a principios de junio pasado. El segundo fijando topes de aumentos del 400 % para usuarios y del 500 % también sobre el consumo y no sobre la facturación para pequeñas empresas para reducir los aumentos de las tarifas que en algunos casos llegaban a superar el 1500%. El tercero fue no regionalizar los aumentos. No es lo mismo el consumo de gas en la Patagonia que en la Capital Federal. El aumento de la tarifa se tendría que haber realizado desde un primer momento sobre las facturas y de esta forma se evitaba judicializar el problema. Esa falta de capacidad para calcular los impactos en distintos sectores de la sociedad, sin consultar ni a las empresas ni a las asociaciones de consumidores, provocó finalmente que empezaran a llegar facturas a un 30% de los consumidores que en algunos casos llegaban con el 1500% de aumento. Tampoco calculó cuál es la tarifa promedio del sistema y se fijaron las tarifas a los usuarios y a las empresas sin estudios técnicos que avalen esos aumentos.
-Errores de Comunicación: Aranguren no supo o no pudo explicarle a la sociedad cómo debería hacer para saber cuándo y cuánto pagaría por su tarifa de gas. En la conferencia de prensa del 2 de junio pasado, Aranguren dijo que “los aumentos serian sobre la facturación del mismo bimestre del año anterior”. Pero eran sobre el consumo. Una gran cantidad de expertos en consumo desembarcó en los programas de TV para explicar cómo se hacia el cálculo. Ni el Gobierno ni las empresas salieron a explicarle a la gente. Aranguren debería haberle explicado a la sociedad el engendro que ideó, para salir de una política subsidiadora del kirchnersimo. Esta provocó que el Estado malgastara unos 100.000 millones de dólares entre el 2006 y el 2015 en subsidios, donde la tarifas quedaron fijas mientras la inflación subió mas de 1000 por ciento en ese período. Lo peor de todo es que se seguirá subsidiando el consumo de los que mas consuman y no habra penalidades. Todo lo contario a lo que le pide Macri a la sociedad.
Estos errores no son obra de la casualidad. Son la consecuencia de un mal diseño de la política tarifaria desde un comienzo y del poder que logró concentrar Aranguren en el ministerio de Energía que antes detentaban los ministerios de Planificación Federal y de Economía. En febrero pasado, con un decreto de necesidad y urgencia, derogó la UNIRREN, que era la unidad para renegociar los contratos con las empresas de servicios privatizados y a partir de allí comenzó a generar error sobre error. La reciente Resolución 123/2016 del 13 de julio, que fija los topes sobre la facturación, modificó la Resolución 99/2006 del 7 de junio que fijaba los topes sobre el consumo. Esta a su vez modificó la Resolución 31/2006 del 1 de abril de aumento de tarifas que no tenía topes. En solo un mes hubo dos rectificaciones y el problema ahora está en manos de la Corte Suprema de Justicia que en agosto deberá resolver el tema.