Concentrarse, olvidar las preocupaciones, distraerse, relajarse, expandir la creatividad y atacar al estrés y la ansiedad son algunos de los beneficios que ofrecen las llamadas manualidades zen. Sin duda, actualmente las estrellas dentro de este movimiento son los mandalas, esas creaciones que cada día inundan calles, vidrieras y hogares, ya sea pintadas, bordadas, en vitrales o murales.
Según la Real Academia Española, un mandala es “en el hinduismo y en el budismo, un dibujo complejo, generalmente circular, que representa las fuerzas que regulan el universo y que sirve como apoyo de la meditación”. Entre sus finalidades, pueden mencionarse la compasión, la longevidad, la fuerza y la sabiduría.
Un ejemplo de este auge puede vislumbrarse, por ejemplo, en el ranking de Cúspide, donde “Mandalas divertidos para niños” figura entre los 100 libros más vendidos.
Pato Gil Villalobos, artista plástica, dialogó con Entremujeres acerca de su experiencia con esta expresión artística que ya se recomienda como terapia. “Durante 14 años estuve al mando de mi agencia de marketing promocional. Necesitaba reconocerme a mí misma, cambiar mi estilo de vida. Tomé contacto con los mandalas en mi primer viaje a una comunidad espiritual, Esalen Institute, en San Francisco, Estados Unidos”, dijo.
Sus primeras pinceladas bajo esta técnica se dieron durante su embarazo: “Empecé pintando mandalas cuando estaba embarazada, en ese momento único en el que mi vida era un círculo, todo redondo. No podía pintar alguna otra cosa que no fuera un círculo, uno mágico. Aún conservo la foto del primer mandala que hice con mi hija en la panza”.
Poco después, Gil Villalobos tuvo la necesidad de abrir su experiencia a más personas: “Comencé a dar talleres en mi chacra y realmente me di cuenta de lo sanador que es jugar y entrar en contacto con los mandalas. Creo que es terapéutico, no tienen principio, ni fin, ni derecho, ni revés. Es como el ciclo de la vida, y cuando las pintamos veo todo lo que nace en los demás y en mí misma. Para mí es un estado de felicidad, porque es lo que siento al pintarlas y lo que las personas expresan al entrar en contacto con el arte”. Categóricamente, la artista amplió: “En mi casa pintar mandalas es la medicina para el alma, cada día”.
Algunos de los beneficios de los mandalas podrían enumerarse de la siguiente forma:
– Ayudan a combatir el estrés.
– Pueden utilizarse como una herramienta de meditación.
– Se los considera estimuladores de la paciencia.
– Son una vía hacia la introspección.
– Fortalecen la memoria.
– Favorecen la motricidad fina, la imaginación y la creatividad.