Hasta que el bebé cumple un año, su principal juguete son sus papás. Y, por supuesto, su propio cuerpo, que está descubriendo.
“El niño necesita aprender a dominar su cuerpo y a coordinar sus sentidos para desarrollar su inteligencia. Alrededor del año, comienza a moverse, gatea, se mantiene de pie, anda, corre, salta… Para que corra es necesario que haya andado, y para andar es imprescindible gatear. Tener seguridad en su cuerpo le ayuda a tener seguridad en el resto de las cosas. Cualquier cosa que fomente su movimiento de forma segura será un buen juguete: el campo, el parque…”, señala Myriam García de Arboleda, Directora Psicopedagógica de las Escuelas Infantiles Nemomarlin.
Por ello, nada como regalarles juguetes que estimulen los sentidos (con colores, texturas y sonidos diferentes. También los cubos de colores que se pueden apilar, agrupar, manipular y tirar); el movimiento (fáciles de agarrar, estimuladores del gateo, pelotas, tentetiesos y balancines) y la afectividad (peluches, muñequitos blanditos…)