Ser escuchados, jugar con amigos y compartir momentos en familia son las claves para una infancia feliz, según expertos. Si bien la salud de los chicos es una prioridad en la mayoría del mundo, no todos los países logran los mismos resultados. Según Unicef , que publicó en 2013 un ránking, Holanda está en el tope en lo que a bienestar de sus niños respecta.
Este dato es un resultado de un análisis hecho sobre los 29 países más ricos del mundo, que fueron juzgados según la felicidad de sus chicos. Los aspectos que consideraron fueron la educación, la salud, la seguridad, el medio ambiente, las condiciones de vivienda y los riesgos.
¿Qué hizo que Holanda sea un ejemplo?
El 95% de los niños encuestados para el estudio demostró tener un nivel alto de satisfacción. Dos madres, una de Estados Unidos y otra de Inglaterra pero casadas con holandeses y criando hijos en Ámsterdam, explicaron en un artículo de The Telegraph algunos de los secretos.
1) Hay menos estrés escolar
A diferencia de lo que pasa en países muy competitivos como Estados Unidos, no hay competencia y urgencia para ser los mejores. Si a los chicos les cuestan algunas materias, los padres no los presionan para que superen rápido las dificultades. Además, según Unicef, es donde los compañeros de la escuela se muestran más amigables y solidarios.
2) A padres felices, niños felices
Los holandeses trabajan en promedio 29 horas por semana. Menos de 6 al día. Los padres tienen un rol fuerte en la crianza, casi igual que las madres; y para todos, pasar tiempo con los hijos es una prioridad.
3) Conocen la idea de autoridad
La investigación mostró que los padres son más autoritarios en un sentido positivo. Les marcan la dirección por las que les conviene seguir, no los dejan abiertos a la duda. Son respetados y sus opiniones se escuchan, pero saben a quién recurrir en caso de buscar lo que les va a hacer bien.
4) Juegan al aire libre
Gracias a la seguridad de su país, pueden salir a jugar y alejarse de casa desde muy chicos (muchas veces arriba de una bicicleta). Explica Unicef: “el juego al aire libre en forma independiente es visto como un antídoto para la crianza de chicos pasivos y adictos a internet”.