El mundo del revés. El consumo de edulcorantes artificiales para reemplazar el azúcar vuelve al centro de la mesa. Según un reciente estudio publicado en la revista especializada Cell Metabolism, esos endulzantes provocan el aumento del apetito.
El reciente trabajo del Centro Charles Perkins de la Universidad de Sydney y del Instituto Garvan de Investigación Médica, también con sede en esa ciudad australiana, contradice otros cientos de investigaciones que se vienen realizando hace más de 40 años, al sostener que los edulcorantes artificiales estimulan la sensación de hambre.
Los endulzantes generan un efecto en la parte del cerebro que estimula el apetito y alteran las percepciones del gusto, según el estudio. Así, a pesar de tener menos calorías, estos productos hicieron incrementar el peso en los animales estudiados, algo que los científicos dicen poder extrapolar a los humanos.
“Después de la exposición crónica a una dieta que contenga como edulcorante la sucralosa, vimos que los animales empezaron a comer más“, dijo el profesor Greg Neely de la Universidad de Sydney.
Pero la principal aportación de los científicos australianos es que explican por qué sucede tal fenómeno, con la identificación de un sistema en el cerebro que siente y vincula el componente dulce y energético de los alimentos.
“Encontramos que en el interior del cerebro, la sensación de dulce se asimila a la de contenido energético. Cuando se pierde el equilibrio entre el dulce y la energía por un cierto periodo de tiempo, el cerebro recalibra e incrementa el total de calorías consumidas“, sostiene el trabajo.
El estudio se llevó a cabo en un primer momento con moscas de la fruta, que tras ser expuestas durante cinco días a edulcorantes artificiales aumentaron su consumo de calorías en 30% respecto a su anterior dieta a base de fruta con azúcar natural.
Después se extrapoló el estudio a mamíferos con una muestra de ratones que, tras siete días de consumir edulcorantes artificiales, aumentaron significativamente su consumo de comida y mostraron secuencias neuronales similares.
“El consumo crónico de edulcorante artificial incrementa la intensidad del dulce respecto del azúcar real y, en su momento, se incrementa también el incentivo del animal a comer más”, explicó el proferor Neely.
Miles de millones de personas consumen cada día edulcorantes artificiales en todo el mundo, también prescritos como tratamiento para tratar la obesidad.
Este es el primer estudio que señala por qué los edulcorantes artificiales pueden estimular el apetito, con la identificación de la red neuronal que responde al endulzamiento artificial y que dice al animal que necesita comer más porque no ha obtenido suficiente energía.
¿Cómo se controla que los edulcorantes sean seguros?
Según Alex Eapen, bioquímico y farmacéutico de la Universidad de Iowa, existe un control riguroso, que se basa en el concepto de la ingesta diaria admisible (IDA). El espartamo abarca casi el 60% del mercado mundial de estos aditivos, en más de 100 países.
“La IDA se calcula en base a los niveles de exposición a cada endulzante intensivo. Se toma el nivel de ingesta que está justo por debajo del que causa un efecto en los ratones y se divide a ese número por 10. Esto se hace para tener en cuenta la diferencia de lo que es un estudio en animales de uno en humanos. Luego, a ese resultado se le aplica otro factor de 10 para tomar en cuenta las diferencias genéticas entre las personas. O sea, que la IDA sugerida para un edulcorante intensivo es muchísimo más chica -100 veces menos- que el valor más alto tolerado en animales”, explicó Susana Socolovsky, vicepresidente de la Asociación Argentina de Tecnólogos Alimentarios (AATA).
“La IDA se calcula por kilo de peso corporal por día. De modo que la IDA da cuenta de la cantidad que un humano puede consumir todos los días de su vida a lo largo de toda su vida sin tener riesgos para la salud. La IDA para un niño de 10 kilos es ese IDA multiplicado por 10 kilos y para un adulto de 70 kilos es ese número por 70”, aclaró Socolovsky.
Los 4 endulzantes artificiales más utilizados en la Argentina
Aspartamo
Está compuesto por dos aminoácidos que aportan 4 calorías por gramo, por lo que técnicamente es un edulcorante calórico. Sin embargo, debido a que es 200 veces más dulce que el azúcar, 190 miligramos de aspartamo (casi una caloría) tienen la misma capacidad endulzante que 40 gramos de azúcar (160 calorías). Aprobado en más de 100 países, el aspartamo se encuentra en edulcorantes de marcas comerciales como NutraSweet y Equal® y es uno de los aditivos alimentarios más estudiado a nivel mundial.
Acesulfame K
Descubierto en 1967, el acesulfame potásico (también denominado acesulfame K o Ace-K) es un edulcorante sin calorías casi 200 veces más dulce que el azúcar de mesa (sacarosa). Se lo puede combinar con otros endulzantes de bajas calorías y no calóricos como la sucralosa y el aspartamo. Está contenido en una gran cantidad de alimentos y bebidas, entre ellos los edulcorantes de mesa, postres, budines, productos horneados, gaseosas, golosinas y alimentos enlatados. También se usa en productos farmacéuticos y de higiene oral. Está aprobado en 90 países, entre ellos, los Estados Unidos, Reino Unido, Australia, Bélgica, Italia, Sudáfrica, Francia, Japón, Alemania y Suiza.
Sucralosa
Es un endulzante no calórico descubierto en 1976 y 600 veces más dulce que el azúcar. Se utiliza como ingrediente en una gran variedad de alimentos y bebidas, y como edulcorante de mesa es conocido como Splenda®.
En 1998, la FDA de los EEUU aprobó el uso de la sucralosa en 15 categorías de alimentos y bebidas, y en 1999 se aprobó su “uso general” como edulcorante. Se consume en cerca de 80 países.
Stevia
Si bien tiene una larga historia de uso alrededor del mundo, sobre todo en Paraguay, de donde es originaria, la stevia es el endulzante más novedoso en el mercado. Los glucósidos de esteviol, componentes de la planta llamada Stevia Rebaudiana Bertoni, son entre 200 y 300 veces más dulces que el azúcar de mesa. Se extraen de las hojas de la stevia mediante un proceso similar al que se usa para obtener otros saborizantes naturales, como la vainilla, la yerbabuena y la canela.
Tanto la Comisión Técnica de Aditivos Alimentarios y Fuentes de Nutrientes de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria como la Jecfa establecieron una IDA de glicósidos de esteviol de 4 miligramos por kilo de peso corporal por día, lo que equivale a 12 miligramos por kilo por día para Rebaudiosido A.
La stevia es 100% libre de calorías y por eso es ideal para quienes desean cuidar su peso. Además, los edulcorantes de la stevia no tienen ningún efecto sobre los niveles de azúcar en sangre.