¿Quién no tiene en su nevera o escritorio algún dibujo hecho por sus hijos? Todos los niños dibujan, ¡les encanta hacerlo! A través del dibujo estimulan el desarrollo de su cerebro, se relajan y se divierten. Muchas personas piensan que, además, los dibujos nos pueden dar pistas sobre la personalidad de nuestros hijos. ¿Qué hay de cierto en esto?
Para Sara Tarrés, psicóloga, los niños proyectan en sus dibujos parte de su forma de ser, pensar y sentir, y por tanto nos pueden dar mucha información útil sobre los sentimientos, miedos, complejos y alegrías que están viviendo los niños en ese momento. Sin embargo, hay que recordar que “un niño nos informa de su personalidad fundamentalmente a través de su conducta, y el dibujo es un indicador más que nos puede dar pistas, pero siempre debemos comparar lo que el niño dibuja con lo que hace en su vida cotidiana”, nos explica Carlos Pajuelo, psicólogo.
¿Hay que preocuparse si el niño dibuja siempre cosas oscuras o tristes? No necesariamente. “A lo largo del desarrollo los niños pasan por distintas fases, algunos sienten predilección por un color determinado durante unos días o semanas, especialmente cuando son muy pequeños, y pueden escoger el color negro o rojo para pintarlo todo”, explica Sara Tarrés. “A esta edad no se debería dar importancia, lo eligen porque son los que más claramente destacan sobre un papel blanco y ellos pintan sin necesidad de buscar la concordancia con la realidad”. Sin embargo, si más adelante, con 5-6 años, el niño escoge sistemáticamente dibujos con temática triste, podemos sospechar que algo sucede, siempre sin perder de vista el comportamiento del niño en su vida normal: “un niño triste o deprimido presenta en su conducta señales mucho más evidentes de su malestar que un dibujo triste o el uso de colores oscuros”, recalca Carlos Pajuelo.
Síntomas de retraso en el desarrollo
Muchos psicólogos infantiles analizan los dibujos de los niños para corroborar ciertos problemas en el desarrollo, como retrasos madurativos o lateralidad cruzada. “La lateralidad cruzada la podemos ver manifiesta en cuando nos encontramos con un dibujo con formas invertidas o distorsionadas, como si las viéramos en un espejo. Por otro lado, dibujos pobres, con muchas omisiones o faltos de detalles pueden indicar algún tipo de discapacidad intelectual, déficit de atención o impulsividad”, afirma Sara Tarrés.
También existe una batería de test llamada HTP (House-Tree-Person), en la que se pide a los niños que hagan tres dibujos: una casa, un árbol y una persona. En función de cómo se dibuja cada elemento se podrían sacar conclusiones sobre la personalidad del niño, y también sobre posibles conflictos que estuviera sufriendo. Por ejemplo, “el dibujo del árbol hablaría de la energía del niño, su optimismo y su adaptación a la vida cotidiana. El dibujo de la casa es el que mejor nos acercaría a la personalidad del niño ya que es en este tipo de representaciones donde el niño proyecta su mundo interior”, explica Sara Tarrés.
“Podemos pedir además que dibuje una familia, dibujo donde el niño realiza una representación de cómo se ve él en ella. Es importante valorar la posición en la que él se coloca, al lado de quién está y el tamaño que tiene en relación a los demás. Estos detalles junto con las posibles omisiones nos revelarán en gran medida algunos conflictos que puede estar sufriendo como son celos, inseguridades, necesidad de protección o sentimientos de inferioridad”. De todos modos, siempre hay que poner estos dibujos en el contexto del niño, y “tener presente su edad antes de llegar a conclusiones que pueden llevarnos a error”, afirma la especialista.
Lo mejor, preguntar al niño
A la hora de “interpretar” los dibujos de nuestros hijos, lo mejor es preguntarles a ellos. “Una vez le pregunté a un niño por qué pintaba siempre a su padre con unas manos enormes, ya que una de las interpretaciones de las manos grandes es la de estar sufriendo maltrato físico. Me miró sorprendido y me dijo que no eran las manos, sino las uñas de su padre, que resulta que tocaba flamenco…”, nos cuenta el psicólogo Carlos Pajuelo.
En definitiva, si bien los dibujos nos pueden ofrecer un apoyo o una confirmación de cosas que sospechábamos previamente, realmente conoceremos la personalidad de un niño a través de su comportamiento, de lo que hace en el día a día y en diferentes contextos. “Hay niños que cuando dibujan sus producciones están totalmente influidos por el aprendizaje, pintan un árbol como lo pinta su maestra, o como lo pinta su padre o su madre…”, recalca el especialista.
Lo mejor: aprovechar los dibujos como excusa para pasar un buen rato con nuestros hijos, hacerles preguntas sobre las cosas que pintan y dejar que sean ellos mismos los que nos expliquen su asombrosa visión del mundo. Como concluye el psicólogo: “los dibujos son una buena excusa para hablar con los hijos, para dedicarles un tiempo especial, para escucharlos… en definitiva para disfrutar”.
Victoria González
Asesores: Sara Tarrés, psicóloga y autora del blog Mi mamá es psicóloga infantil y Carlos Pajuelo, psicólogo y autor del blog Escuela de Padres.