Los conejos resultan perfectos compañeros para adultos y jóvenes, pero no para niños. Porque son animales independientes y no se dejan llevar en brazos con frecuencia. Son nerviosos, motivo por el cual los niños pueden causarles estrés al querer llamar su atención para jugar con ellos.
Según indican los especialistas, para convivir con un conejo es importante tomar en cuenta su comportamiento natural. El destino de los conejos como animales presa hace que sean nerviosos y siempre estén en alerta.
Tienen una ventaja con respecto al resto de animales domésticos, y es que no necesitan salir de paseo como los perros, ni son independientes como los gatos. Además se pueden acariciar, son muy cariñosos, inteligentes y con una gran capacidad de aprendizaje.
Como todo animal que convive en el hogar, necesita un lugar propio donde sentirse protegido y tranquilo. No debe estar suelto constantemente en la casa para evitar que se lastime o que haga sus necesidades por toda la casa. Además, si bien los conejos no son roedores, por su curiosidad natural tienden a roer gran parte de las cosas que estén a su alcance. Por eso resulta fundamental limitarle las zonas donde deben hacer sus necesidades y para jugar, evitando riesgos como el contacto con cables eléctricos y otros inconvenientes.
Si el conejo tiene la costumbre de morder, será conveniente rociar las partes de la casa a las que no se desee que el conejo tenga acceso, con spray específico para tal fin, consultándole al veterinario.
Para que el conejo tenga un espacio propio, se puede adquirir una jaula de alambre o casitas de madera. Su tamaño dependerá en gran medida del tamaño del conejo que va a vivir adentro.
Necesitan una buena ventilación, y como se adaptan bien a las temperaturas bajas, incluso bajo cero, pueden situarse en el exterior de la casa. En verano es recomendable que estén a la sombra y bien ventilados ya que no toleran demasiado el calor.
Una vez que se adoptó a esta mascota, habrá que darle el tiempo suficiente para que se adapte a su nuevo hogar. Algunos especialistas aconsejan introducir al conejo en su nueva jaula. Durante las primeras horas dejarlo tranquilo, sin que nadie lo toque; él mismo probablemente se acurrucará en una esquina de su nuevo habitáculo, para luego, al ganar confianza, comenzar a explorar su nueva casa.
Los días siguientes, especialmente las primeras semanas hay que dejar que el animal explore su nuevo hogar con absoluta libertad. Durante este período particularmente será posible observar que con facilidad el conejo se asusta cuando alguien se le acerca, escondiéndose en algún rincón de la jaula. Cuando esto suceda, la forma de aproximarse a la misma será hablándole de forma continua, con voz pausada, para que el conejo vaya reconociendo a los integrantes de la familia. Es muy importante que durante éste período principalmente, no se exponga al animalito a fuertes ruidos para evitar que se asuste. Luego de un tiempo dejará de esconderse. Esto indica que ya se adaptó a su nuevo hábitat, y se notará que no sólo dejó de esconderse, sino que comenzará a mostrar interés por las personas que lo rodean, acercándose y buscando caricias y mimos.
El período de adaptación también resulta útil para que la mascota aprenda a hacer sus necesidades en un solo lugar. La jaula que se le destine debe ser lo suficientemente grande como para que entre una bandeja que se llene con aserrín, virutas de madera no resinosa, la que cumplirá la función de “baño” del conejo. Una vez que el animal hizo sus “necesidades” algunas veces en ese lugar, cuando se le abra la jaula y pueda correr por la casa, siempre volverá allí para hacer sus necesidades. Por supuesto que la higiene diaria es fundamental como para cualquier otra mascota.
-Posturas agresivas:Señales como posturas agresivas, gruñidos, cola levantada y atención intensa del perro hacia otro perro, significa que se avecina una pelea y el dueño debe actuar de inmediato.