En todas las familias no falta el momento en que los niños piden una mascota, por lo general, un perro. Pero llegado el momento, es necesario pensar y evaluar esta petición antes de concretarla.
La adopción del animal permitirá discernir si la demanda está relacionada con un llamado de atención por parte del chico, quien reclama más tiempo o cariño, siente celos por el nacimiento reciente de un hermano, atraviesa duelos, o busca mascotas ante el exceso de viajes de algún progenitor.
“Cuando éstos u otros temas se resuelven y se detectan a tiempo, suele suceder la presencia de una mascota no era tan necesaria y que lo que se pedía tenía que ver con otra cosa”, indicó la experta.
Si aún así, los padres consideran que la llegada del animalito va a beneficiar a la familia y al niño, conviene pensar sobre cual mascota se adaptaría mejor a la dinámica familiar.
Existen varias mascotas atrayentes como gatos, peces, cobayos, tortugas, pájaros, que pueden vivir tanto en una casa como en un departamento, pero el perro por su vitalidad y capacidad de respuesta al estímulo permite un mayor intercambio lúdico y afectivo, lo que posibilita que el niño destrabe sus dificultades en la comunicación, se suelte, mejore su autoestima y se siena más feliz.
Antes de traer una mascota a la casa, sería aconsejable
• Que todos los integrantes de la familia estuvieran de acuerdo.
• Aclarar que una mascota no es un juguete o una cosa, sino que tiene vida y hay que cuidarla, alimentarla y tratarla bien.
• Ponerse de acuerdo en repartir las distintas tareas para el cuidado de un animal.
• Que los padres supervisen que se cumplan estos cuidados, por la mascota y por el niño, ya que los chicos muchas veces tratan al animal como perciben que ellos son tratados y reproducen de forma activa lo que sienten pasivamente. Así, pueden desencadena situaciones de abandono y malos tratos. Si esto sucede, se recomienda consultar a un psicólogo especialista en familia o niñez.