El miedo al agua es uno de los terrores más comunes dentro de la población, bien por un trauma del pasado o por el miedo incontrolado a no saber permanecer en la superficie. Sin embargo nadar es uno de los deportes más completos para todos los músculos del cuerpo y cuanto antes enseñemos a los más pequeños a perder ese miedo al agua muchísimo mejor. Por ello desde un tiempo a esta parte se han puesto de moda las piscinas en las que se enseña a los más pequeños de la casa a perder el miedo al agua y a moverse como pececillos. Te enseñamos cuales son los beneficios.
Si para los adultos los deportes son excepcionales y todas las personas en mayor o menor medida y dentro de sus posibilidades deberían practicarlo regularmente, para los niños la norma sigue siendo igual o mayor.
Entre los deportes que pueden practicar los niños desde muy pequeños se encuentra la natación que es el deporte que nos ocupa este artículo, pero también el fútbol, baloncesto, gimnasia rítmica, baile o alguna de las artes marciales como taekwondo o karate. Practicar alguno de los estos último tiene multitud de beneficios para los más pequeños ya que aprenden a tener una disciplina, a conocerse a sí mismo con sus limitaciones y sus grandes aptitudes, conocen el respeto así como el control sobre sí mismos.
De entre todos los deportes que hemos mencionado anteriormente, solamente hay uno que lo pueden practicar los bebés. Desde luego no al nivel de una persona adulta, ya que los niños no tienen autonomía sobre el agua hasta los 4 años de edad, pero puede dar sus primeros pasos en este deporte, desarrollar nuevas habilidades y sobre todo perder el miedo. Ese deporte sin duda es: la natación.
-Beneficios de la natación en bebés de a partir de 6 meses de vida
-Ayuda al sistema inmunológico. Los bebés se hacen más fuertes y son menos vulnerables a contraer enfermedades.
-Aumenta el coeficiente intelectual. Aprenden a ser más creativos y observadores, así como a aprender a desarrollarse y a moverse por el ámbito en que se encuentren en ese momento.
-Fortalece su sistema cardiorrespiratorio. Una de las partes más importantes del contacto con el agua y la natación es aprender a respirar adecuadamente. Este proceso aumenta la oxigenación y por ello se fortalece el corazón y los pulmones.
-Desarrolla habilidades de supervivencia.
-Ayuda al bebé a tener autonomía y a buscar soluciones para salir de lo que él considerará un problema. Por ejemplo, aprender a darse la vuelta en el agua y flotar para evitar tragar agua. Además esta sensación le hará sentirse seguro de sí mismo y confiar en él.
-Ayuda al bebé a relajarse, con lo que podrá dormir mejor.
-Se inicia en un ámbito de socialización en el que tendrá contacto no solamente con su madre o padre sino también con el resto de niños, madres y monitores. Aprenderá a comunicarse y desarrollarse en grupo.
-Incrementa el apetito del bebé así como la movilidad intestinal.
-Se forma un vínculo especial con la madre o padre.
Sin duda, todo son beneficios. Lo perfecto sería que a partir de los 4 meses de edad lleváramos al bebé a tener su primer contacto con el agua, ya que es el momento en que el sistema inmunológico del bebé termina de madurar, sin embargo en muchos centros no permiten que sea hasta los 6 meses de edad, la razón principal es que la piscina no estará aclimatada para bebés más pequeños, por razones de temperatura u otros.
También deberás elegir aquel horario que no vaya a enturbiar la vida diaria del bebé, como aquellas que son destinadas a su comida, su siesta o alguna otra actividad.