La campaña sucia en redes sociales, que tuvo su pico el año pasado, sigue presente. Aunque se terminaron las elecciones, los “trolls” llegaron para quedarse. Lejos de circunscribirse a la pelea K-antiK, afectan con agresiones y mensajes a un amplio espectro del arco político. Y las víctimas no son sólo figuras reconocidas, sino usuarios corrientes. Su objetivo final es influir en la opinión pública, de la forma que sea.
Los “trolls”, como se los llama en la jerga informática, son perfiles falsos de redes sociales creados para emitir determinados mensajes, en forma masiva. Los sistemas informáticos con los que se los maneja son pagos. Suelen estar en boga durante las campañas electorales, pero su uso, queda demostrado, no se circunscribe a la contienda por los votos.
Tras parodiar en Showmatch las palabras del presidente Mauricio Macri por el tarifazo, el conductor Marcelo Tinelli denunció por Twitter que recibe ataques de usuarios falsos. “Se ponen nerviosos. Insultan. Hacen campañas desde cuentas truchas. Amenazan. Pensé que eran diferentes”, dijo.
Muchos asociaron sus palabras con una crítica directa a Macri. El jefe de Gabinete, Marcos Peña, lo llamó para calmar las aguas. Desde el entorno de Tinelli dijeron a LA NACION que no quiso acusar en particular al Gobierno, sino cuestionar el “fanatismo” en redes.
Mientras tanto, empezaron a circular con más fuerza las versiones de que el gobierno tiene un equipo dedicado a manejar trolls y bots.
Desde que asumió Macri funciona en la Casa Rosada una Subsecretaría de Vínculo Ciudadano, que promueve la acción del gobierno en las redes sociales. Allí trabajan 35 especialistas en temas digitales. Un “equipo” que se describe como “uno de los más preparados que hay en el país” en redes. Está a cargo de Guillermo Riera, que lideró la campaña digital de Macri el año pasado.
“Nos comunicamos con Tinelli y le dijimos que no tenemos trolls y no los vamos a tener. Fue una decisión que tomamos hace años con Marcos cuando todo el mundo estaba haciendo eso”, dijo Riera a LA NACION.
Sin embargo, admitió que los ejércitos macristas en redes existen: “Puede haber gente que sea adepta al Pro que tenga trolls, no lo sé ni tengo posibilidades de controlarlo”, agregó.
También en el Frente Renovador reciben estos ataques , como lo denunció días atrás el senador bonaerense Sebastián Galmarini, a través de su Twitter. Desde el espacio de Margarita Stolbizer dijeron a LA NACION que también son foco de los trolls. “A pesar de eso, Margarita está firme y no va a retroceder en sus investigaciones”, dijeron.
Llegaron para quedarse
Un consultor informático, que se especializa en comunicación a través redes sociales, asegura que los trolls llegaron para quedarse y que es muy difícil combatirlos. “Cuanto más tiempo se tienen activos, más difícil es detectar si se trata o no de personas reales. Hay que incluir nuevos parámetros, más complejos, para encontrar perfiles falsos. Lo más seguro es analizar la fuente desde la que se emiten y su coordinación al momento de generar un “tópico”, dijo el especialista, que prefirió reservar su identidad.
Para que los trolls mantengan la efectividad en la formación de opiniones en redes es necesario mantenerlos activos, señalan los expertos. Se los introduce en “comunidades” viruales (por temas o datos del perfil) y se aumenta su popularidad a través de la cantidad de seguidores.
¿Qué puede hacer Tinelli o cualquier otro usuario víctima de los trolls? En Derecho el tema no tiene profundidad, aún. “Puede llegar a ser considerado hostigamiento, una contravención en la Ciudad de Buenos Aires. Pero sería bueno que se considere delito. No está tipificado en nuestro código penal y es una modalidad que puede llegar a causar graves problemas a una persona. Los políticos y famosos quizá están más acostumbrados pero para una persona común es tremendo, no saben manejarlo”, analizó Daniel Monastersky, especialista en Derecho de las nuevas tecnologías y protección de datos personales.