A medida que avanza la causa por enriquecimiento ilícito contra José López aparecen nuevas aristas en la investigación. A los bolsos con casi 9 millones de dólares que le encontraron al momento de su detención se suman la fastuosa casa de Tigre que sería de su propiedad y, recientemente, un costoso Rolex de 12 mil dólares cuya serie fue vendida a una joyería de Chile.
Ahora hay una nueva línea de investigación: por qué el exsecretario de Obras Públicas K usaba autos de contratistas del Estado para cuestiones personales. Así lo revelaron seis choferes que declararon ante la Justicia, que busca determinar si hay documentos que acrediten la cesión de los vehículos o si solo se trataba de un acuerdo de palabra con las compañías prestadoras de servicios al Estado. López, que declaró que la posesión de una Chevrolet Meriva modelo 2005, tenía a disposición una flota de al menos ocho autos, algunos de alta gama.
Las seis empresas mencionadas por los choferes negaron que hubieran otorgado dádivas y coincidieron en que los autos de la polémica habían sido entregados para inspeccionar obras o autopistas, indica La Nación. Los contratistas dijeron que desconocían si López había usado los vehículos para otros fines.
Uno de los choferes declaró que el exfuncionario K le había pedido que se ocupara de su padre, además de sus tareas habituales para el Estado. “Lo trasladaba al médico o lo sacaba a pasear, incluso los fines de semana”, dijo el conductor. El hombre usó un Fiat Siena rojo y un Honda Civic de la concesionaria Vial 3 y otro chofer un Volkswagen Gol a nombre de Autopistas del Sol, de acuerdo a sus testimonios.
Desde la concesionaria Vial 3 -integrada por el Grupo Roggio y CPC, del empresario K Cristóbal López- indicaron que por pliego debían entregar autos para recorrer la traza pero que desconocían el uso que se les daba a los vehículos. En Autopistas del Sol respondieron que la concesionaria entrega vehículos al Órgano de Control de Concesiones Viales (Occovi) por el contrato de concesión.
Los choferes declararon que tanto López como su esposa, María Amalia Díaz, disponían de sus servicios y de los vehículos para cuestiones domésticas y personales como “mandados”, paseos, traslado de familiares e incluso varios viajes con los baúles llenos de regalos hasta la casa de López.