En el sur del sur se produce cada año un milagro para los amantes del cine. Es que en una pequeña y bella ciudad chilena como Valdivia se realiza en octubre uno de los festivales más disfrutables y mejor programados del panorama internacional. No es el más grande ni el más glamoroso, pero tiene un perfil muy claro: el énfasis está puesto en el descubrimiento, en la experimentación, en lo político y, por qué no, en la provocación.
“Lo que buscamos son películas marcadamente autorales, no comerciales, frágiles, que escapan a la lógica de valor de producción. Obras independientes en donde la visión del equipo de trabajo se plasme más allá de su presupuesto. Films que indaguen, que cuestionen, que inspiren, que estremezcan, que incomoden, que hagan avanzar el arte cinematográfico y la experiencia colectiva. Títulos sin un gran palmarés a cuestas porque no nos guiamos por críticas previas ni presencias en otros festivales”, explica, a modo de manifiesto y carta de intención, Raúl Carmargo, director del FICValdivia.
Para esta 23° edición, que comienza hoy y concluirá el próximo domingo, Camargo y su equipo han conformado una notable oferta que se puede sintetizar en estas cinco claves:
Novedades chilenas. El festival arranca con el largometraje Como me da la gana II, del extraordinario documentalista Ignacio Agüero, y con Cantar con sentido, corto de animación stop-motion de Leonardo Beltrán sobre la figura de Violeta Parra, de cuyo nacimiento pronto se conmemorará el centenario. También habrá un homenaje a otro emblemático director de documentales, como Patricio Guzmán, que recibirá el premio Pudú a la trayectoria y de quien se exhibirán varios films. La producción local también estará representada en la Competencia Internacional, tendrá su propia competencia nacional de largos (con cinco estrenos mundiales) y de cortos, así como un amplio panorama en la muestra Ventana del Cine Chileno, que incluye desde Neruda, de Pablo Larraín, hasta la polémica Aquí no ha pasado nada, de Alejandro Fernández Almendras.
Invitados especiales. Además de Guzmán -radicado en Francia-, viajarán hasta Valdivia para acompañar focos sobre sus filmografías el prestigioso cineasta experimental norteamericano Bill Morrison, el estadounidense Joel Potrykus, la argentina María Alché y la iraní Roya Eshraghi.
Presencia argentina. Como todos los años, habrá una amplia selección de nuestro país. El auge del humano, ópera prima del argentino Eduardo “Teddy” Williams premiada en Locarno, tendrá su première latinoamericana en la Competencia Internacional; la revulsiva La noche, de Edgardo Castro (película-escándalo del último Bafici), tendrá su estreno internacional; mientras que El limonero real, de Gustavo Fontán, estará en la sección Galas.
Joyas asiáticas. Como buen banquete cinéfilo, Valdivia eligió desde Three, nuevo policial del maestro hongkonés Johnnie To, hasta Train to Busan, película de zombies dirigida por Yeon Sang-ho que se estrenó en Cannes y es uno de los mayores éxitos comerciales de la historia en Corea del Sur.
Experimentación, radicalidad y política. Las secciones Disidencias, Nuevos Caminos y Primeras Naciones (films realizados por cineastas de pueblos originarios de todo el mundo) están dedicadas a las propuestas más audaces y contestatarias.
Además, la oferta del FICValdivia incluye varias muestras de cine infantil; recitales gratuitos de bandas de rock alternativo; homenajes a Carlos Gardel, Buster Keaton y Chick Strand; una clase magistral denominada “La lección de cine, varios workshops, el espacio de industria Australab”; la sección Clásicos en Technicolor; la muestra Totalmente Salvaje, con películas de culto alemanas, y VHS Erótico. Amplitud de criterios y diversidad de propuestas. El espíritu de Valdivia en toda su dimensión.