A fines de 1995 pocos santacruceños sabían que buena parte de los 600 millones de dólares que su Provincia había recibido en concepto de regalías petrolíferas mal liquidadas era manejada por un fondo de inversión llamado Dean Wittr Reynolds Inc. Muy pocos. Los Kirchner, por supuesto, estaban enterados de ese entramado financiero: fueron sus ideólogos. Lo sabían, pero no se lo habían informado a la ciudadanía. Otro que sabía del tema era el entonces Gerente Departamental Adscripto Interventor del Banco de Santa Cruz, Lázaro Báez, a quien su amigo Néstor le había confiado el “control” sobre esa fortuna estatal. Báez era el nexo entre la entidad financiera santacruceña y Dean Witter Reynolds Inc, una consultora de finanzas que dependía del banco Morgan Stanley, de Nueva York, donde se habían girado parte de los millones petrolíferos.
Otra porción millonaria de esa plata estaba bajo custodia del Citibank, también de Nueva York.
Néstor Kirchner había delegado el gran secreto financiero de su primera gobernación, que luego marcó su gestión presidencial también como símbolo de su uso de los bienes estatales como si fueran propios, en su hombre de confianza en el Banco de la Provincia, Lázaro Báez. Con el paso de los años se harían socios.
Esta tercera nota de la serie sobre los documentos secretos que muestran el destino de los “fondos de Santa Cruz” está ilustrada con un papel oficial que grafica el rol que cumplía Báez en esta trama.
El 18 de agosto de 1995, vía fax, Dean Witter Reynolds Inc le informó a Báez que se habían debitado 800 mil dólares de la cuenta 3600-6949 para transferirlos “a favor” de otra cuenta de la Gobernación de Santa Cruz identificada con el número 642113791.
¿Por qué la Gobernación ordenaba, a través del banco de la Provincia realizar este tipo giros de “los fondos” entre cuentas de bancos del extranjero?
El organismo encargado de dar explicaciones sobre esos “fondos”, el Tribunal de Cuentas de Santa Cruz, jamás cumplió con ese deber básico.
En una sesión de la Legislatura de Santa Cruz realizada el 14 de junio del 2001, un grupo de diputados radicales, integrado por Omar Mario Muñiz, Diego Alejandro Bordón, Alberto Eugenio Bianch y Roberto Eduardo Giubetich, le pidió “al Poder Ejecutivo” que “remita los extractos y resúmenes correspondientes al año 1995 de las siguientes cuentas del Citibank New York – USA: 1) cuenta n° 406.11172 ABA 021000089 de Dean Witter Reynolds Inc.; 2) cuenta n° 642113721 de la Gobernación de la provincia de Santa Cruz”.
El pedido de los legisladores incluyó también otras variables desconocidas sobre el destino de los “fondos” de su propia provincia”.
En el bloque de diputados oficialistas K se encontraban futuros funcionarios nacionales, como Carlos Zannini y Héctor Icazuriaga.
El Gobernador ordenó a sus legisladores rechazar el pedido de informes sobre el destino de los famosos “fondos”, que quizás ni siquiera ellos conocían.
Pero sí Lázaro Báez.
Por: Nicolás Wiñazki