La mentira forma parte de la vida cotidiana. Todas las personas faltan a la verdad varias veces al día, muchas veces incluso con buenas intenciones, para no lastimar a alguien o para evitar enredos sociales. Pero, ¿es posible detectarlas?
El doctor en comunicación social y experto en lenguaje no verbal Sergio Rulicki dialogó sobre los mitos de las manifestaciones físicas que puedan llegar a revelar si lo que una persona dice es cierto o no.
Al respecto, Rulicki realizó una aclaración importante: “Aunque no existe ningún acto no verbal que de forma aislada ofrezca la certeza de que alguien ha mentido o ha sido sincero, el consenso académico en detección no verbal del engaño afirma que, cuando alguien miente, ciertos comportamientos aparecen con mayor frecuencia, y que la sumatoria de estos indicios permite llegar a inferencias científicamente fundadas”.
De esta manera, no es posible dictaminar que si, por ejemplo, una persona no mira a los ojos, está faltando a la verdad, ya que esto depende de la personalidad de cada uno. Según explicó en diversas investigaciones se determinó que la capacidad natural promedio para la detección de mentiras es de aproximadamente el 50%. Sin embargo, las personas entrenadas en técnicas no verbales pueden incrementar su habilidad hasta acertar entre el 80% y el 90% de los casos.
“El consenso académico afirma que, cuando alguien miente, ciertos comportamientos aparecen con mayor frecuencia”
¿Y cómo se logra?
“Existe un conjunto de técnicas que aplican instituciones como el New York Police Department (NYPD), la Central Intelligence Agency (CIA), el Federal Bureau of Investigation (FBI) y el Scotland Yard, entre otras”, relató el doctor. “Están basadas en una estrategia ‘multicanal’, es decir, no se consideran sólo las manifestaciones faciales y corporales sino su combinación con las declaraciones verbales. También se tienen en cuenta las expresiones paralingüísticas, es decir, las alteraciones de la voz”.
Así, se destacan cinco claves para poder descubrir el engaño de acuerdo con esas técnicas.
1-Expresiones faciales
Lo más importante que se tiene en cuenta es la incongruencia de las expresiones faciales prototípicas de las emociones básicas.
“Lo más importante que se tiene en cuenta es la incongruencia de las expresiones faciales prototípicas de las emociones básicas –sorpresa, alegría, tristeza, temor, ira, asco y desprecio– con el contenido del discurso y la situación que se está viviendo”, explicó el autor de Las Caras de la mentira y de la Verdad. Qué hay detrás del lenguaje no verbal de los personajes más influyentes.
Como ejemplo paradigmático citó algunos casos policiales en que los padres estuvieron implicados en la muerte de sus hijos: “Se ha descubierto la ausencia de los movimientos musculares específicos de la tristeza, fundamentalmente los que llevan el ángulo interno de las cejas hacia arriba y los acercan entre sí, produciendo profundas arrugas en el centro de la frente. Otro dato importante es la aparición, al final de una frase, de sonrisas muy fugaces que representan el placer por estar engañando. Por eso, el conocimiento de las expresiones faciales de las emociones básicas y sus versiones microexpresivas es muy importante”.
2- La mirada
“Existe el mito de que cuando mentimos desviamos la mirada, mientras que miramos a los ojos del otro cuando le decimos la verdad. En muchos casos es exactamente al revés”, reveló el doctor en comunicación.
“Las personas pudorosas o tímidas, aún diciendo la verdad, evitan mirar a la cara de quienes los están cuestionando, mientras que los mentirosos descarados saben que tendemos a creer el discurso de quienes nos miran directo a los ojos y por eso utilizan esta táctica cuando mienten”.
3- El parpadeo
Hay que observar la desviación de movimientos con las manos del patrón habitual de ilustración del discurso.
Rulicki, gran pionero del análisis del lenguaje no verbal en el país, y que este año comenzó a dirigir y dictar la primera Diplomatura en Comunicación No Verbal y Detección del Engaño de Buenos Aires en la escuela de posgrados en Comunicación de la Universidad Austral, aseguró que entre los investigadores de la detección del engaño hay un acuerdo generalizado sobre la importancia de cuestiones tan sutiles como la frecuencia del parpadeo. “Cuando alguien que nos miente nos ha mirado a los ojos casi sin pestañear, al final de su relato producirá una fuerte descarga del parpadeo reprimido, y pestañará de manera muy rápida durante varios segundos”, afirmó.
4- Gesticulaciones
Resulta importante observar el movimiento de las manos, cuando se produce una desviación del patrón habitual de ilustración del discurso. “Es decir, si una persona gesticula habitualmente con las manos cuando habla y deja de hacerlo ante una pregunta incómoda; o, el caso contrario, nunca ‘bracea’ y de repente no para de moverse. Bueno, ahí hay algo que lo compromete”.
“En la sociedad, la mentira es endémica”
5-Entorpecimientos y distancias
“La sinceridad se manifiesta generalmente en respuestas ofrecidas de manera inmediata, clara y completa, pero los procesos cognitivos se entorpecen cuando el mentiroso no puede dar una respuesta adecuada a una pregunta comprometedora”, declaró el experto con certeza.
“La persona que miente suele dar señales de que está inventando la respuesta. Puede, por ejemplo, hablar mucho más lento que lo normal, realizar pausas más largas, incrementar el uso de interjecciones con las que rellena dichas pausas, comenzar frases que deja inconclusas y bajar el volumen de su voz hasta que se convierte en un susurro incomprensible”.
Por otro lado, la estrategia del “distanciamiento” en las declaraciones verbales es otra señal a tener en cuenta ya que “puede estar señalando una falsa negación de responsabilidad”, afirmó, y dio un ejemplo que resonará en la memoria de todos: “La inclusión de la construcción verbal ‘esa mujer’ antes de nombrar a Mónica Lewinsky, en la famosa frase de Bill Clinton -‘No tuve relaciones sexuales con esa mujer, la señorita Lewinsky‘”.
Sergio Rulicki aclara que en la sociedad, la mentira es endémica, es decir, “mentimos para justificar un retraso, y o para proteger a alguien de una verdad cuyo conocimiento creemos que le causaría más daño”. Sin embargo, existen casos en los campos penales y políticos en los que es extremadamente importante conocer la realidad, por lo que los estudios de esta índole toman una gran relevancia: “Quien se tome en serio la búsqueda de la verdad, y crea que es importante combatir la mentira, deberá también tomarse en serio el estudio del conocimiento científico para la detección del engaño”.