Sería el segundo golpe que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés) daría a la historia y la tradición judías en sólo tres meses. Un golpe absurdo desde la cronología que marcan las enciclopedias y manipulado por los países árabes para repudiar a Israel.
Hacia fines de esta semana en Estambul, el Muro de los Lamentos podría dejar de formar parte de lo más íntimo de la tradición y religión judías y pasar a ser un elemento más de la cultura islámica, si el comité que define los Patrimonios de la Humanidad reunido en la capital turca así lo decide.
Si bien esta moción no figura entre las que deberían tratarse, lo cierto es que el lobby árabe siempre logra filtrar sobre el final de las maratónicas sesiones sus intereses. Cuentan con un antecedente, además, que les juega a favor. En abril pasado Argelia, Egipto, Kuwait, Marruecos, Túnez y los Emiratos Árabes Unidos consiguieron que el mismo organismo publicara una resolución en la que desestima todo vínculo del Muro de los Lamentos con el judaísmo. En ese documento, el Monte del Templo es denominado como Mezquita al Aqsa. Fue el primero de los golpes al corazón del judaísmo.
Pretender hacer creer que el Muro de los Lamentos es un lugar de culto “nuevo” para el judaísmo es un error histórico y un acto político deliberado Pretender hacer creer que el Muro de los Lamentos es un lugar de culto “nuevo” para el judaísmo es un error histórico y un acto político deliberado
Pero la resolución no sólo busca desjudeizar los lugares claves de esta religión en Medio Oriente, sino además acusar al Estado de Israel de “colocar tumbas falsas en cementerios musulmanes” y “convertir continuamente restos arqueológicos islámicos y bizantinos en supuestos baños de rituales o en lugares de oración judíos”.
El plan sistemático impulsado por las naciones árabes, según indicaron a Infobae diversas fuentes que participaron en el debate en la Unesco en abril pasado, tiende a erradicar “cualquier huella” de la presencia judía en Tierra Santa en los últimos tres mil años. “Quieren que se crea que los judíos llegaron a Tierra Santa en 1948”, indicó uno de los técnicos que participaron en el insólito hecho y advierte que finalmente el Muro podría declararse patrimonio palestino. De ser así, el lobby musulmán habrá ganado una batalla en la arena diplomática.
Shimon Samuels, director de Relaciones Internacionales del Centro Simon Wiesenthal para Europa, comparó el documento votado en abril con la recurrente destrucción de monumentos milenarios que comete el grupo terrorista Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés). “La resolución palestina contra el judaísmo no es diferente de la destrucción del patrimonio que hace ISIS”, indicó el ejecutivo.
En una carta dirigida a la directora Irina Bokova, Samuels recordó los antiguos esfuerzos que el organismo perteneciente a las Naciones Unidas (ONU) realizó en contra del antisemitismo, pero advirtió que a partir de las últimas medidas “la Unesco se está convirtiendo en una tribuna de la más grande desligitimación del pueblo judío desde el Holocausto”.
Entre los países que votaron a favor de ese documento presentado por autoridades palestinas y alentado desde las naciones árabes, figuran Venezuela, Argentina y Brasil, entre otros latinoamericanos. El malestar de las comunidades judías y de Israel llegó a lo más alto de los países democráticos de la región. Desde las cancillerías de los dos últimos ya manifestaron su intención de dar marcha atrás con su votación, por lo que se cree que en Estambul, de presentarse la oportunidad, no repetirán la insólita elección. Caracas mantendrá firme su política antisemita. Estados Unidos, el Reino Unido, Alemania, Holanda, República Checa y Estonia votaron contra la resolución.
Pero el documento de abril no sólo se esfuerza en borrar al Muro de los Lamentos de la historia del judaísmo. Afirma que Hebrón, una ciudad con más de 3000 años de tradición y vida judía, y Belén –el lugar de nacimiento de Jesús– son una “parte integral de Palestina”.
El Muro de los Lamentos
El Muro de los Lamentos es el lugar más sagrado del judaísmo en la actualidad por ser el único vestigio del Templo de Jerusalén (o Templo de Salomón) tras la destrucción ordenada por el emperador Tito. Cuando las legiones cumplieron con el mandato del romano, sólo una parte del edificio quedó en pie. El dueño de los destinos del mundo en aquel entonces permitió que ese muro quedara tal cual está ahora para que los judíos recordaran el poderío de Roma.
Para el pueblo judío, en cambio, que esa pared se mantuviera en pie es un símbolo de la promesa de Dios, según la cual al menos una parte del Templo se mantendría firme. El Templo de Salomón fue levantado hace más de tres mil años y soportó innumerables ataques. Incluso el más reciente.