Durante muchos años, incluso antes de la existencia de Internet, se difundieron todo tipo de teorías conspirativas y apocalípticas que aseguraban que la raza humana o la existencia de la tierra tenían fecha de vencimiento. Dos de las últimas teorías más famosas tienen como protagonistas -en 2003 y 2012- a Nibiru, también conocido como el “Planeta X” o el noveno planeta del Sistema Solar.
Este supuesto objeto espacial, del cual todavía no se tienen imágenes concretas que prueben su existencia, sería un planeta azul 10 veces más grande de la Tierra y, según una teoría reciente, podría acabar con el mundo en octubre de este año.
De acuerdo con el reconocido teórico conspirativo David Meade, autor del libro “Planeta X – La llegada de 2017”, la apocalipsis podría ocurrir en octubre cuando este gigantesco planeta misterioso y otros elementos espaciales choquen con la Tierra. Meade dijo que cree que una estrella, que él llama “un gemelo binario de nuestro sol”, se aproxima al planeta Tierra, puntualmente al Polo Sur. Además, dijo que la estrella traerá consigo “siete cuerpos en órbita” y uno de ellos será Nibiru.
Este planeta fue propuesto en enero de 2016 por los astrónomos del Instituto de Tecnología de California y tomado por teóricos de conspiraciones como la explicación de muchos fenómenos. Según ellos, su influencia gravitatoria interrumpió las órbitas de otros planetas hace cientos de años y provocó catástrofes que se sienten desde 1996. La NASA, por otra parte, negó la validez de esta conspiración: “Nibiru y otras historias sobre planetas rebeldes son un engaño de Internet. Obviamente no existe”.
David Meade sostuvo que el planeta está listo para llegar a la Tierra en octubre, después de haber sido impulsado por la atracción gravitatoria de una “estrella binaria” hermanada con el sol, de la cual tampoco hay evidencia. Pero él dice que la estrella es difícil de detectar debido al ángulo con que se acerca a la Tierra.
“Este sistema, por supuesto, no está alineado con la eclíptica de nuestro sistema solar, sino que viene hacia nosotros desde un ángulo oblicuo y hacia nuestro Polo Sur. Esto hace que las observaciones sean difíciles, a menos que estés volando a gran altura sobre Sudamérica con una excelente cámara”, explicó Meade. En su libro, el teórico afirma presentar pruebas científicas, pero los lectores que comentan sobre el libro dicen que el argumento rápidamente se convierte en un argumento pseudo-religioso.