Día de la Primavera. Un momento esperado para disfrutar con compañeros y amigos por cientos de miles de estudiantes. Recreación, aire libre, diversión, vida sana. Nada de eso, otra vez esta fecha volvió a teñirse de sangre y las drogas, entre otros males sociales, volvieron a quedar en el centro de la escena. El descontrol parece no tener fin y la fiesta Proyecto XXX, realizada en una quinta de Moreno, se convirtió en su máxima expresión: sustancias ilegales, alcohol y armas. Nada bueno puede salir de esa combinación y más cuando los que las consumen, las toman y las disparan son menores de edad.
La pseudo fiesta reunió a miles de jóvenes con un espíritu de clara invitación hacia el descontrol y, cuando esto sucede, solo se necesita el mínimo de sentido común para entender que algo mala va a suceder.
“En el adolescente hay predominio de la acción y lo impulsivo por sobre la reflexión. Sumemos la falta de miedo que hay esa etapa y la tendencia a cruzar los límites. Si a eso agregás consumo de alcohol drogas y ausencia del estado los resultados son estos”, explicó el psicólogo Gervasio Díaz Castelli.
Para la licenciada en psicología Beatriz Goldberg el problema no surge a partir de las características de la edad de los jóvenes, sino del mensaje que se baja del mundo adulto.
“Las convocatorias a través de las redes sociales ya deben alarmar. Participar de fiestas privadas con droga, alcohol y armas puede parecer excitante, pero es una alquimia explosiva. En realidad, la responsabilidad es de todos, ya que desde el mundo adulto se baja la información de ‘vivir el momento’: solo importa lo intenso, lo rápido y lo fugaz. Es el reinado del vale todo”, dijo.
Por su parte, la psicóloga Celia Antonini sostuvo que generar un ambiente de tal dimensión para los adolescentes fue una combinación fatal: “La adolescencia se puede definir como la etapa más conflictiva y difícil que uno transita a lo largo de su vida. A esta edad se creen dueños de todo, con derecho a todo, invencibles e inmortales y por regla general, creen que nunca les va a pasar nada”.
Finalmente, el psiquiatra y especialista en adicciones Eduardo Kalina explicó que “se genera un vínculo muy especial con la muerte, que no se entiende en términos lógicos. Ellos intentan sobrepasarla, así encuentran un sentido a la vida, la desafían, y llegan a la sobredosis”.