PIPA.- ¿Crédito o débito? Esa es la pregunta del verano. Porque aquí, en Brasil, esa es la mejor manera de sortear el problema del tipo de cambio. A diferencia de otros destinos, en Brasil prácticamente todo se puede pagar con tarjeta. Desde un pareo en la playa, que cuesta unos 30 reales, hasta un licuado o un choclo comprado a un vendedor ambulante.
Muchos argentinos llegan hasta Brasil sin saber exactamente cómo van a pagar sus consumos. ¿Conviene cambiar dólares y pagar en efectivo? ¿Usar la tarjeta de crédito? ¿Había que habilitar la tarjeta de débito antes de viajar? La respuesta a todos esos interrogantes es que la peor opción de todas es llegar hasta aquí con pesos argentinos. Porque por la sobreabundancia de oferta ante la llegada masiva de argentinos, el peso se depreció frente al real. En algunas casas de cambio, ofrecen pagar apenas un real por cada 7 pesos, cuando el tipo de cambio oficial ronda los 4,88 pesos por real.
El atajo que usan todos los argentinos en Brasil es multiplicar los precios por cinco para saber cuánto les van a costar las cosas. Así, se comprueba que los precios casi no variaron en reales desde el año pasado aunque sí salen más caros en pesos, por la variación del tipo de cambio. Por ejemplo, el “índice pareo”, el año pasado indicaba que 30 reales, que es lo que cuesta un pareo, eran 100 pesos y que hoy son casi 150 pesos (unos $146,4)
Significa que las cosas salen un 46,4% más que el año pasado. Pero aún así, en muchos casos, siguen siendo más económicas que en la costa argentina.
La respuesta a la pregunta del verano es que con lo que conviene pagar es con tarjeta de débito y cambiar dólares sólo para pagar en los poquísimos lugares en los que los brasileños no aceptan tarjeta.
La tarjeta se impone
“Yo pago todo con débito. Es lo que más conviene, porque con crédito es casi lo mismo, sólo que uno no sabe si el tipo de cambio te va a favorecer o no dentro de un mes. En cambio, cuando pago todo con débito, voy controlando en el momento cuánto me están cobrando”, explica Emilse Portales, una argentina que pasa sus vacaciones en esta ciudad.
Lo que más sorprende a los argentinos aquí en Brasil es que prácticamente todo se puede pagar con débito y que los vendedores playeros no exigen un consumo mínimo para poder utilizar ese medio de pago. Todos los carros, por más sencillos que sean cuentan con una habilitación local y sus encargados van preparados con los postnet para cobrar a los clientes a orillas del mar.
“Hasta ahora fuimos pagando todo con débito. Plata en efectivo casi no usamos, porque no fue necesario. Cambiamos algunos dólares por reales pero ahora que nos queda poco para irnos los estamos tratando de usar para no llevarlos de vuelta”, cuenta Ramiro Díaz, que vino de vacaciones con su novia, Sofía. “Estos días, además, entré a mi cuenta en el banco y comprobé que me habían devuelto el IVA de todos los consumos que hicimos en Brasil. Así que estoy feliz”, agrega Sofía.
La única desventaja que ofrece pagar con tarjeta de débito es la posibilidad de que se la clonen, un riesgo real y que puede resultar complicado en otro país. Pero en todo caso, la solución será ir monitoreando permanentemente desde el celular los consumos para asegurarse que nada extraño ocurra.
Evangelina Himitian